Liniers, eje de una muestra en la que la clave es divertirse
En el Centro Cultural Borges se inauguró una exposición interactiva sobre el gran ilustrador y su tira Macanudo
"No es una muestra para ver y recorrer con cara de qué interesante -afirma Ricardo "Liniers" Siri, usina creativa de "Todo es Macanudo", la retrospectiva del ilustrador que abrió sus puertas en el Centro Cultural Borges-. Es una muestra para tocar, dibujar, armar y, sobre todo, divertirse ."
La convocatoria, que cuenta con el auspicio de LA NACION, es para chicos y grandes. La propuesta es meterse en el mundo creativo de este artista que a diario irrumpe con una carcajada -o una reflexión inteligente- en la rutina de los lectores del diario, con su tira Macanudo.
Pero también en la genialidad del primer argentino que ilustró hace pocas semanas la tapa de la prestigiosa revista The New Yorker.
Los asistentes al Borges se encontrarán con una selección de más de 200 originales de Macanudo, en papel, tinta y acuarela. También estarán allí los originales de la tapa de The New Yorker y de la entrevista ilustrada que Liniers le hizo a Andrés Calamaro para LA NACION.
"Ésta es una muestra que arranca en el siglo pasado", detalla Liniers. Allí están los cuadernos de colegio en los que dibujaba, junto a su compañero de banco Federico Pechar, escenas de La guerra de las galaxias. "Eso ocurría durante las clases de matemática. Los dos éramos pésimos alumnos. Pero por suerte Federico guardó los dibujos que hacíamos juntos y decidimos sumarlos a la muestra", cuenta.
Los cuadernos de Liniers tienen entidad propia en la muestra. "Los uso para todo: para bocetar, para tirar ideas, para anotar", asegura. Por eso, en la retrospectiva se decidió dedicar un espacio especial para ellos. Otras de las sorpresas con las que se encuentran los visitantes es la serie de retratos de todos los personajes de Macanudo: Enriqueta y su gato Fellini, su amiga imaginaria Olga, y el propio Liniers, que se dibuja a sí mismo como un conejo. Pero los personajes también toman cuerpo. Barrilete, el museo de los niños de Córdoba, se encargó de darles volumen. De modo que a lo largo del recorrido, allí están, en forma de escultura, estatuas o muñecos.
Las opciones interactivas de la muestra fueron pensadas para los más chicos, pero no son exclusivas para ellos, ya que la idea es que todo el público pueda interactuar con la obra de Liniers.
"Éste es el plus que tenemos los autores. Porque nuestro trabajo no es como el de los futbolistas, a los que sus amigos los felicitan cuando hacen un gol. Nosotros no vemos el momento en el que se detona el chiste. Y eso es lo que más me gusta de una muestra: ver cuando las narices se acercan al original y ver el instante en que llega la risa. Allí ves funcionar el chiste en vivo y en directo. Me encanta", señala Liniers.
A lo largo de la muestra se habilitaron espacios destinados a que los visitantes jueguen, dibujen, creen historietas, lean y se diviertan. En un rincón se instalaron "cajones para encajar historietas". Se trata de un gran mueble repleto de historietas desarmadas. El desafío.. reconstruirlas. En otra punta, se emplazó a Z25, el robot con sentimientos, un espacio para contemplar el atardecer. En la biblioteca de Enriqueta, se puede disfrutar de la lectura de todos los libros Macanudos, que llegan al número 8 y su última creación: el libro Bonjour.
También están los cactus, los duendes, y una bonetería en la que los visitantes pueden probarse los distintos bonetes de los personajes.
En fin, la retrospectiva muestra las diferentes facetas artísticas de Liniers como dibujante, ilustrador, pintor y muralista. En definitiva, una selección de obras que incluye desde pinturas gestuales e ilustraciones de libros hasta tapas de discos y bocetos originales.
La muestra podrá visitarse hasta el 2 de agosto próximo en el Centro Borges, en Viamonte y San Martín, de lunes a sábados, de 10 a 21, y los domingos, de 12 a 21.
El propio Liniers andará por allí en silencio, como los duendes que dibuja, intentando capturar para sí ese fantástico momento en el que se activa la mecánica del chiste y se detona la carcajada.