Inseguridad en el conurbano: la odisea vivida por un gerente de Siemens. Lo balearon, escapó y chocó en la ruta
Ricardo Garófoli recibió un tiro en un muslo; manejó su auto hasta que se desvaneció, casi desangrado, y dio contra un camión
Aceleró hasta que las fuerzas lo abandonaron y se desvaneció. Sobrevino el golpe, fortísimo, del que seguramente no tuvo conciencia.
A las 10.30 de ayer, en el kilómetro 38 de la Panamericana, a la altura de Garín, la carrera desesperada del gerente de Siemens Ricardo Garófoli, al volante de su flamante Ford Focus, terminó violentamente contra la caja volcadora de un camión Mercedes-Benz 1114. Una carrera que había comenzado poco antes, cuando unos sujetos que, aparentemente, pretendían robarle el auto lo balearon y le acertaron en una pierna, en la ruta 9 vieja, en Benavídez.
Garófoli se salvó milagrosamente; primero, del disparo que, con ingreso en la cara interna del muslo derecho, le afectó la arteria femoral y le produjo una abundante pérdida de sangre que a punto estuvo de matarlo. Luego, del impacto de frente contra la parte trasera del camión, que destrozó el Focus de tal modo que los bomberos debieron cortar casi todo el frente del vehículo para poder rescatar de entre los restos al gerente de Siemens.
En la descripción del hecho aún persisten puntos oscuros. Garófoli, de 48 años, gerente de Farmacia y Química de la División Industria de la empresa alemana, iba acompañado por Matías Abenante, de 33, product manager del área de Microsistemas de Siemens.
Según allegados a la causa, él declaró ante el fiscal de Tigre John Broyad que dos sujetos que iban en una motocicleta del tipo enduro fueron los que les dispararon. Pero otros tres testigos, en cambio, dijeron bajo juramento que los agresores eran cuatro e iban en un VW Gol rojo.
Detectives afectados a la investigación explicaron que Abenante hizo una descripción "muy vívida" del episodio. "Estaba muy eufórico, como queriendo relatar todo con lujo de detalles. Fue muy explícito al afirmar que sus agresores iban en una moto, aun cuando se le dijo que otros testigos mencionaron la presencia de un Gol, algo que él rechazó. Pero también es cierto que su memoria pudo haber "reconstruido" la historia con retazos de escenas vistas poco antes del ataque. Precisamente, muy cerca del lugar del hecho hay una empresa distribuidora de correo privado que usa motos para el reparto. Quizá su estado de shock hizo que incluyera una moto en su relato", arriesgó uno de los investigadores del caso.
Pese a la violencia del choque, Abenante salió casi ileso, con un fuerte traumatismo en una mano y golpes y cortes de vidrio en la cabeza. Garófoli, tras ser rescatado de entre los hierros retorcidos en los que quedó convertido el Focus que había sacado de la concesionaria hacía sólo una semana, fue derivado al hospital de Escobar, donde fue compensado hemodinámicamente, para ser trasladado luego a la Clínica Santa Ana, de San Isidro.
Al cierre de esta edición se le habían realizado allí radiografías y una tomografía. Se le detectó un edema cerebral -producto de un fuerte traumatismo en la cabeza, por el choque-, que, según fuentes médicas, era necesario descomprimir antes de someter a Garófoli a una intervención quirúrgica para solucionar la herida en la arteria femoral.
Con todo, está fuera de peligro. Ahora el fiscal espera su recuperación para tomarle declaración. Espera que él pueda despejar la duda para establecer si el ataque vino de un auto o de una moto, o si dos vehículos participaron del hecho.
Error fatal y escape frenético
Garófoli y Abenante habían salido de la planta de Siemens situada en la ruta 8, en San Martín, para visitar a un proveedor en la zona de Benavídez. En cierto punto de la ruta 9 vieja advirtieron que no podían localizar la dirección a la que se dirigían. Por eso comenzaron a circular casi a paso de hombre por la banquina de tierra, mientras trataban de comunicarse con la empresa, vía telefónica, para certificar el domicilio.
Tres testigos vieron que un Gol rojo giró en U y se puso a la par del Focus; y que cuando ambos autos estaban a unos cuatro metros de distancia uno del otro, uno de los ocupantes del VW plantó un pie en tierra y disparó dos veces hacia el Ford. El testimonio de Abenante cambió el Gol por una moto y la ubicó también a la par, pero a dos metros y medio de distancia. Fue tan preciso en su relato que incluso describió a los dos atacantes.
El product manager de Siemens declaró que Garófoli, tras recibir el impacto de bala en la pierna derecha, aceleró por la ruta 9 y que, al llegar a la Panamericana, subió a la autopista en dirección a la Capital.
Pocos kilómetros más allá, el gerente se desvaneció y perdió el control del auto, a alta velocidad. Así el Focus terminó debajo de la caja volcadora del Mercedes-Benz, que circulaba en la misma dirección, pero más despacio. Fue tan fuerte el golpe que el camión se desplazó a un costado de la ruta.
Cuando lo rescataron, de las ropas de Garófoli cayó un pedazo de proyectil, del tipo descamisado. La porción restante estaba en el piso del Focus; esa bala, tras rebotar en un parante del auto, casi mata al gerente.
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