Londres amaneció conmocionada por la trágica noticia
Por Graciela Iglesias (Corresponsal en Europa)
LONDRES.- Primera en las noticias radiales y televisivas, la muerte de Susan Wright de Barrantes, mejor conocida aquí como "la madre de Fergie", causó tanto estupor como tristeza en Gran Bretaña.
Hace sólo ocho semanas se la había visto en Windsor asistiendo a un festival de polo, poco después de haber otorgado un par de entrevistas a medios de comunicación local para promocionar el libro sobre ese deporte que acababa de publicar con prólogo del príncipe Carlos.
Buckingham Palace dijo que la reina y el duque de Edimburgo fueron informados de la tragedia poco después de llegar a Kuala Lumpur para asistir a los Juegos del Commonwealth.
"La noticia los dejó en estado de shock y muy entristecidos", señaló su vocero, Geofrrey Crawford, desde la capital malaya.
La duquesa de York, Sarah Ferguson, partió hacia Buenos Aires en un viaje desde Italia vía Londres. "Vino encontrarse con uno de sus tíos que la acompañará al funeral en la Argentina", señaló su vocera, Kate Waddington.
La duquesa dejó en Londres a su hija Eugenie, de 8 años, con quien estaba de vacaciones, para que fuera conducida al escocés palacio de Balmoral, donde se encuentran su ex esposo, el príncipe Andrés, y su hija Beatriz, de 9 años.
Se sabe que durante su paso por el aeropuerto de Heathrow mantuvo una breve charla telefónica con el príncipe, que dijo estar "conmocionado" por la muerte de Barrantes.
En su hogar en Dummer Down House, cerca de Basingstoke, al sur de Inglaterra, el mayor Ronald Ferguson, padre de la duquesa y ex marido de la fallecida, calificó lo ocurrido de "absoluta tragedia" y aseguró estar "extremadamente apenado y muy perturbado".
Al atender el teléfono, su segunda mujer dijo que se habían enterado de la noticia "a eso de las cinco" y que desde entonces ni uno ni otro han logrado aceptarlo.
Relación poco cordial
La relación de Susan Barrantes con su ex marido no siempre fue cordial. De eso puede dar cuenta esta cronista, que en 1988, al presentarse para la primera entrevista otorgada a un medio argentino, cometió el error de llamarla "señora Ferguson de Barrantes".
"¡No soy Ferguson. Un colega suyo acaba de publicar equivocadamente mi nombre en un semanario... Hace dos años que no acepto entrevistas y todavía me confunden. Yo soy Susan Wright de Barrantes. Okey?!", exclamó a La Nación en el umbral de la casa de verano que compartía con su marido Héctor, en Rincón del Indio, a pocos kilómetros de Punta del Este.
"Para Fergie, esto es un golpe en el estómago -estimó James Whittaker, veterano periodista acreditado a la corte de St. James -. Es realmente terrible que en un año en el que parece haber finalmente hallado serenidad en su vida privada haya perdido en dos accidentes automovilísticos a las dos personas en las que más confiaba, la princesa de Gales, Lady Di, y su madre."
Sarah Ferguson tenía 12 años cuando sus padres se separaron. Pero, a diferencia de la madre de la princesa Diana que también abandonó el hogar cuando sus hijos eran pequeños, Susan Barrantes logró mantener una estrecha relación tanto con Sarah como con su otra hija, Jane, que vive en Australia.
Una vida sencilla, lejos de la frivolidad
Hasta julio de 1986, Susan Wright de Barrantes era una suave inglesa de 49 años que reía a carcajadas de los chistes de su marido, Héctor, un hombrón divertido que en otros tiempos había conseguido hasta siete goles de handicap en polo.
Vivían en la estancia "El Pucará", cerca de la localidad bonaerense de Salliqueló, criaban caballos de polo y los vendían a los hombres más importantes del mundo. Entre sus clientes había príncipes, duques, reyes y también plebeyos. Sin embargo, era una pareja simple y optimista, que veraneaba en Punta del Este, ciudad donde proyectaron en los años ochenta un country de polo.
Pero las revistas del corazón la descubrieron una mañana de mediados de 1985, cuando su hija Sarah anunció su casamiento con Andrés, el segundo hijo de la reina Isabel II de Gran Bretaña.
Allí comenzó la leyenda y se profundizó aún más cuando esa misma prensa comprendió que en la vida de Susan Wright no había lugar para la frivolidad: sería la madre de la futura duquesa de York, la consuegra de los reyes, pero para ella y su entorno seguía siendo simplemente Susan.
La historia de esta afable y simple mujer dice que eligió la Argentina para vivir después de divorciarse del mayor Ronald Ferguson, el padre de sus dos hijas, Sarah y Jane. Según contaba, su padre viajaba por todo el mundo pero nunca había conocido América del Sur por lo que tenía la inquietud y la curiosidad de venir a estas tierras.
"Fui la primera de mi familia en vivir aquí -señaló Barrantes en una ocasión-. Durante años ahorré dinero que me regalaban en Navidad hasta que logré venir a la Argentina."
Enamorada de las pampas
Llegó por primera vez en 1966 y, según solía explicar, se enamoró del país "en un instante". En 1975 se casó con Héctor Barrantes, con quien compartió 15 años de su vida hasta que el polista falleció de cáncer, en 1990.
Dedicaba un tiempo de la jornada a mejorar el castellano: le era imprescindible para conducir un programa sobre polo en un canal de televisión por cable.
El año último, Barrantes presentó en el Museo Renault un libro sobre polo, cuyo prólogo fue escrito por el príncipe Carlos, ex marido de Lady Di. Fue unos meses antes de la trágica muerte de la princesa en un accidente automovilístico.
Pero los avatares de su hija y de Lady Di no rompieron su vínculo con la realeza. Ayer, el príncipe Carlos dijo desde Londres: "Es una absoluta tragedia y lo lamento muchísimo. Estoy muy triste por ello".
En tanto, su ex yerno, el príncipe Andrés, asistió ayer al un servicio religioso de la pequeña iglesia de Crathie, cerca del castillo de Balmoral, acompañado de su hija mayor, Beatriz, en memoria de Barrantes.
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