"Los científicos deben dar soluciones"
Gil Gerbino no se lamenta por el poco presupuesto y dice que la tecnología es como la música: se practica, no se compra
lanacionarSAN CARLOS DE BARILOCHE.- "Los científicos, o los tecnólogos, nos tenemos que hacer responsables de lo que hacemos y de lo que no hacemos," Juan José Gil Gerbino dispara la frase sin preámbulos. Quiere gritar su mensaje porque sabe que el rumor de la voz común es demasiado fuerte e impide hacerse escuchar.
Después de todo, sus palabras chocan: es un científico que no se lamenta por un presupuesto exiguo, que no idolatra la tecnología importada, que no reniega de la educación vernácula. Tampoco lo niega, pero sabe que ése es un camino sin salida.
"Siempre hay una ideología, hay ideas, y a veces hay ausencia de ideas", reflexiona este hombre, de 55 años, gerente de Proyectos Nucleares de la empresa Investigaciones Aplicadas Sociedad del Estado (Invap), la entidad rionegrina que acaba de ganar la licitación para construir un reactor nuclear en Australia.
"Pero llega una edad, después de los 50, en que uno tiene que ser responsable no sólo de lo que hace sino de lo que deja de hacer. Ya no cabe echarle la culpa a los que no dejan hacer. Y éste es un factor fundamental en el sistema científico argentino. Cualquier científico o tecnólogo sabe que el problema del sistema científico en la Argentina no pasa solamente por el presupuesto", afirma el investigador.
-¿Y por dónde pasa?
-No tenemos que esperar a que los políticos nos vengan a dar la solución; las soluciones tienen que provenir del científico.
Es necesaria una integración
Gil Gerbino explica que los tecnólogos son quienes aplican el conocimiento que desarrollan los científicos. Justamente, la Invap nació hace 23 años de la idea de que la sociedad paga a sus científicos para mejorar sus condiciones de vida: en algún momento se tiene que transformar en un bien.
"Obviamente, no todas las soluciones provienen del sector científico, sino que debe haber una integración", admite el científico.
"Uno de los aspectos destacables es el gasto del Estado. Cuando se compran radares, tanques, submarinos, se están comprando dos cosas: el bien en sí y la tecnología que lo produjo; si se gasta en el país, se está invirtiendo en la tecnología propia; si se gasta en el exterior, se está alimentando a la competencia."
-¿Los países como el nuestro no son presionados para tener esta actitud?
-Estamos en un mundo de competencias, de modo que todas las armas son válidas, ¡ésas son las reglas!; pero no es una excusa para no crecer. No podemos seguir con la teoría de los complots, sino encontrar nuestro camino. Hace falta para ello una organización social superior. Están los casos de Canadá o de Australia, un país tan similar al nuestro...
-¿Por qué a uno le fue bien y a nosotros nos va mal?
-La Argentina tiene todo. Hay países que tienen problemas reales: no tienen agua, no tienen tierras arables, no tienen energía... y sobreviven. ¿Qué problema tiene la Argentina? Cuando no podemos explicarlo, aparecen las excusas.
-¿Cuál es el papel de cada sector?
-Los científicos tienen que encontrar soluciones y no pedirlas. El Estado tiene que ser consciente de que invertir en tecnología es invertir en futuro; que el poder de compra del Estado tiene que ser usado para satisfacer la demanda y desarrollar tecnología.
-¿La Invap es un producto único en la Argentina? ¿Por qué no hay una en cada región del país?
-Fue el resultado del papel que jugaron ciertos sectores dentro de la Comisión Nacional de Energía Atómica, fundamentalmente el impulsado por Jorge Sábato; gente como él y como Balseiro marcaron una línea de pensamiento; no es casual que de esas dos vertientes se diera la conjunción en un hombre como Varotto. Esto es una clara muestra de la responsabilidad personal de los científicos.
La tecnología se practica
Gil Gerbino habla de Conrado Varotto, director de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae); en seis años, la Argentina ingresó en el círculo selecto de la decena de países que fabrican satélites espaciales y es homologada por la NASA para realizar tareas en iguales condiciones.
"Varotto lo hizo -continúa Gil Gerbino-. Siempre hay una excusa para el no hacer o una razón por la cual es a los demás a los que les va bien. Hay un papel para la responsabilidad de los científicos, aunque es evidente que no podrán hacerlo solos."
-También tiene que haber confianza en ellos.
-En nuestro país usamos el sistema científico como una obligación casi social, como los comedores escolares... Pero cuando se necesitan cosas importantes, se compran afuera. El problema no está afuera, sino adentro: es tener conciencia de que se puede. Eso es tan importante en la defensa como en otros ámbitos. Si toda la plata gastada en importaciones se hubiera invertido en desarrollo... La tecnología no se compra, es como la música, como el piano. Se podrán tener los mejores profesores del mundo y el mejor piano, pero si no se está ocho horas por día sentado al taburete, no se logra aprender. La tecnología es igual: se practica, no se compra.
Avance
- Investigación: el ingeniero Gil Gerbino tiene a su cargo el proyecto de la Invap para desarrollar el reactor nuclear que se exportará a Australia.
- Progreso: el trabajo, al que la empresa rionegrina accedió tras ganar una licitación internacional por 180 millones de dólares, constituye un avance significativo para la c.iencia argentina.
- Utilidades: el reactor permitirá el suministro de radioisótopos con fines medicinales y otros usos, como el control de las industrias metalúrgica, del papel y química.
El logro de la Invap tiene casos testigo
SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Hace 23 años, recuerda el científico Juan José Gil Gerbino, cuando se decidió la creación del Reactor Experimental RA6, en el Centro Atómico Bariloche, un sector de la Comisión de Energía Atómica instaba a contratar a una empresa extranjera, líder en el ramo. "Tenemos que hacer las cosas seriamente", era el argumento.
Para Gil Gerbino, la experiencia que permitió la construcción de ese reactor, y sus usos posteriores en investigación y desarrollo, condujo, dos décadas más tarde, a sentar las bases para que la Invap ganara la licitación para construir el reactor nuclear de Australia.
El investigador Gil Gerbino cita otros casos testigo, como el de la fábrica de submarinos Domecq García.
"Fue creada honestamente, para tener producción propia; pero costó 500 millones de dólares y produjo un submarino y medio; ahora está liquidada y el país desaprovechó la oportunidad de desarrollar tecnología propia. Lo mismo ocurrió en el caso de las centrales nucleares, que se compraron fuera del país."
Y también cita lo que ocurrió con la licitación de la Universidad de La Plata: "Estamos comprando ya cómo formar nuestra gente; frente a la existencia de universidades centenarias... es un nivel de dependencia mental preocupante, que nos ha llevado al punto de plantear la necesidad de una ley de no exclusión de las empresas, un recurso legal que nos proteja de discriminaciones por el hecho de no tener un socio extranjero o no contar con una experiencia imposible de obtener en el país".
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