Los libros no deben tener restricciones, dijo Fuentes
Mañana se presentará en la Feria del Libro para dar una clase magistral. De 83 años, no deja pregunta sin responder ni les escapa a las definiciones. Carlos Fuentes, el escritor mexicano autor de La muerte de Artemio Cruz, Gringo viejo y Terra Nostra, no vacila en señalar que hay que tener una política de "libre importación y exportación de libros", que "en todos los países hay corrupción, el problema es cómo se la controla, se la limita y se la castiga", y que la educación es el desafío principal que enfrenta América latina.
El ganador de los premios Cervantes, Príncipe de Asturias y Rómulo Gallegos, y del cual acaba de publicarse La gran novela latinoamericana y se editará próximamente el libro de relatos breves Carolina Grau, señaló, durante una entrevista con LA NACION, que una democracia se mide por la forma en que tanto quien ejerce el poder como quienes piensan diferente "tienen la posibilidad de expresarse" y que es fundamental "que un gobierno tenga una voz que le indique si va bien o si va mal".
Esta es una síntesis del diálogo con el gran escritor mexicano:
–Su visita coincide con los 50 años de la aparición de la novela La muerte de Artemio Cruz, un libro que trata sobre el poder y la corrupción en el México de antes y después de la revolución. Pero son dos temas muy vigentes.
-En todas partes hay corrupción, no hay un país que no la tenga. Es universal. El problema es cómo se la controla, se la limita y se la castiga. Hay países que la controlan bien, y otros mal. Países que tienen mayor tradición de honestidad, otros menos... México era un país de una gran corrupción y con la democracia se introdujeron leyes e instituciones que la han frenado, pero hasta cierto punto.
- En otro libro suyo, Adán en edén , el tema central es el poder del narcotráfico. Usted sostiene que lo mejor para la región es despenalizar la droga. ¿Por qué?
-Bueno, usted sabe que yo integro una comisión organizada por los ex presidentes Zedillo, Cardoso y Gaviria, que está luchando por la despenalización, porque nos hemos dado cuenta de que la política de represión sólo genera más criminalidad. El gobierno del presidente Calderón se empeñó en una política que no ha hecho más que darles mayor poder a los grandes zares de la droga. Esa política ha fracasado, y hay que buscar otra. Y la única que se me ocurre es la de la despenalización paulatina. Se puede empezar con la marihuana, con algunas pocas drogas, pero el hecho es comenzar una campaña y universalizar ese concepto. Por el momento, no veo otra salida. No es perfecta, pero si tomamos el ejemplo de Franklin Roosevelt y el alcohol en los Estados Unidos, en el momento en que se permitió a la gente que se emborrachara, hubo borrachos, pero lo que ya no hubo fue Al Capones? eso se acabó. Entonces, hay un camino, que tiene peligros, que no es perfecto, pero que es mejor que el actual.
-Es una posición que puede generar mucha controversia. ¿Es consciente de eso?
-Claro, como no, pero hay gente que vive de la droga. Mire usted quiénes son los que distribuyen y consumen la droga. En los Estados Unidos, que es el principal mercado, nadie lo sabe. Toda la culpa está del lado mexicano, de quienes la distribuyen, la ofrecen, compran las armas, pero una vez que la droga cruza la frontera, la bendice el Espíritu Santo, porque entonces, ya entonces, todo pasa a ser inocente. No hay quienes la distribuyan, la consuman... no sabemos nada. Allí hay un problema muy difícil para Calderón y Obama y quienes los sucedan: tratar este tema como un problema bilateral, y que hasta ahora se ha tratado como unilateral.
- El problema de la droga parece trascender cuestiones localizadas como México y Colombia y se extiende por la región. Eso se está viendo en la Argentina. Los carteles buscan otros países para realizar sus actividades.
-Por supuesto, claro, pero que no sea el mío. Se trata de un problema mundial, pero entonces empecemos por nuestro propio patio.
- ¿Qué opina del nivel de violencia que se vive en la región?
-Es justamente una violencia muy ligada a la droga. Podría haber soluciones y no se toman. Las instituciones se corrompen y mucha gente sin capacitación suficiente es captada por el negocio. Eso es quizás lo más dramático. En México, hay 50 millones de muchachos menores de 30 años, que si no tienen otras oportunidades se van a ir a la droga. El problema consiste entonces en ofrecer oportunidades. En todos nuestros países se necesita obra pública, transportes, comunicaciones, hospitales, escuelas... y no se han hecho programas que encaminen a esos jóvenes en esas actividades productivas, que buena falta nos hacen, porque en todas esas áreas estamos retrasados. Entonces para ellos no parece haber otra solución que volcarse al crimen. Lo que llamamos en México los jóvenes "ni-ni", ni estudian ni trabajan.
- Como hombre de la literatura, ¿lo preocupa la reciente iniciativa del gobierno argentino de poner trabas a la importación de libros? Se adujo que era porque el plomo de la tinta resulta peligroso.
-[Extrañado] ¿De todos los libros del mundo? Válgame Dios? Yo creo que debe haber una libre circulación de libros, en todo el mundo, sin restricción alguna. Finalmente los lectores somos muy pocos, frente a quienes ven programas de televisión o apelan a otros medios modernos de comunicación, de manera que no pasa nada si se permite una gran circulación, no va a aumentar de manera exagerada el número de lectores. En cambio, los lectores la van a aprovechar para crear una tradición y tener una mejor educación. Hay que tener una política de libre importación y exportación de libros. Además, el libro argentino es muy exportable, lo hemos leído siempre, y no se puede caer en la tentación de prohibir para ser prohibido. Porque puede haber también medidas de represalia. Es una política mala.
- En algunos países de América latina también ha habido una ofensiva contra la libertad de expresión. ¿Qué reflexión le merece esa postura?
-En principio, ningún gobierno es muy simpático con la libertad de expresión. Porque quiere que su expresión y su razón sea la que prive, pero la democracia consiste precisamente en eso, en que frente a las razones del gobierno puedan aducirse las razones de la oposición, de la ciudadanía, de los que piensan de otra manera. Una democracia se mide de la manera en que tanto el gobierno como los que piensan diferente tienen la posibilidad de expresarse. La libertad está en peligro en cualquier lugar del mundo. Y es fundamental que un gobierno tenga siempre una voz contraria que le indique si va bien o va mal. Yo vengo de un país donde no hubo libertad de prensa durante muchas décadas, durante los gobiernos del PRI, y ahora la tenemos. Pero nos costó mucho. Y es una conquista que hay que ganar y luego defender constantemente.
- ¿Cree que los gobiernos de la región hacen lo suficiente por la educación?
-Si usted me pregunta cuáles son los tres problemas principales de América latina yo le diría: uno, educación; dos, educación, y tres, educación. De ahí viene todo lo demás, el conocimiento, el consumo, la información, todo. Hay que ver el largo plazo. Si no se le proporciona educación, la gente se quedará en su situación actual, y no es lo que queremos en democracia. Puede ser que un régimen tiránico esté contento con que la gente esté siempre sometida y silenciosa, pero en uno democrático, se trata de que la gente ascienda. La grandeza de los Estados Unidos es que abrió las puertas para el ascenso social. La gente sabía que podía llegar como inmigrante a Nueva York y que su nieto podía ser presidente. Estas oportunidades, esa esperanza, no hay que cerrarlas nunca. Y lo único que las abre es la educación. Sin educación no hay esperanza. Y puede haber una economía próspera, pero sin educación, va a dejar de ser próspera en poco tiempo. Repito: la educación es la base de todo.
-¿Cómo ve la literatura latinoamericana actual?
-Me parece un presente muy rico. Creo que ha habido una sucesión de autores muy interesantes. La poesía tuvo un papel muy importante. Darío, Neruda, Huidobro, Vallejo fueron los que nos enseñaron a emplear mejor el lenguaje, a salir del naturalismo chato, plano, de algunas novelas del siglo XIX y principios del siglo XX. Hay una revolución que encabezaron Borges, Carpentier, Lezama Lima, Rulfo, y que se continúa con el famoso boom, y luego hubo un miniboom y un posboom, y luego el boom, boom, boom que es un gran bombardeo de grandes autores. Es decir, la literatura latinoamericana por su diversidad, su tamaño y sobre todo su calidad ya pertenece a la gran literatura mundial.
EL PERFIL
CARLOS FUENTES
Escritor mexicano
Obras: La muerte de Artemio Cruz, La cabeza de la hidra, La gran novela latinoamericana, entre otras.
Edad: 83 años
Origen: México
DIXIT
"Es fundamental que un gobierno tenga una voz que le indique si va bien o va mal"
"En México la represión a la droga sólo ha generado más criminalidad"
"Los tres problemas principales de América latina son: uno, la educación; dos, la educación, y tres, la educación"
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