Los porteños se muestran más tolerantes de lo que parece
El 55,8% acepta el matrimonio homosexual, pero el 62% rechaza que adopten hijos
Si se pudiera medir el nivel de tolerancia de una comunidad, los porteños sacarían buena nota en convivir con nacionalidades y religiones minoritarias, pero mostrarían persistentes rasgos de machismo -en hombres y mujeres por igual- y dudas ante las orientaciones sexuales diferentes. A pesar de que sus respuestas individuales a veces los contradicen, los porteños creen mayoritariamente que viven en una sociedad poco tolerante.
Los resultados provienen de un sondeo realizado por el Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano (Copub) entre 611 habitantes de la ciudad de Buenos Aires mayores de 18 años, a quienes se preguntó por sus niveles de tolerancia respecto de orígenes, ideas o prácticas que no coinciden con los propios.
Según los datos, la tolerancia hacia la diversidad de nacionalidades y religiones es alta. Para el 76,5%, todos los extranjeros que soliciten la ciudadanía argentina merecen recibirla; el 90,3% aceptaría que sus hijos se casaran con personas de una religión diferente de la propia, y más del 96% coincide en que el país no debe cerrar las puertas a nadie por la religión que profese.
Entre quienes rechazan a otras nacionalidades (20,4% de la muestra), los oriundos de países limítrofes llevan las de perder: los bolivianos encabezan el rechazo -para el 31,2%, no se les debería otorgar la ciudadanía argentina-, seguidos por los peruanos (14,4%) y los paraguayos (9,6%).
"La diversidad de nacionalidades y religiosa es parte de nuestras características fundantes, un componente definitorio de nuestra identidad nacional. No sorprende la capacidad de convivir con esas diferencias", comentó a LA NACION Virginia García Beaudoux, responsable del estudio junto con Orlando D´Adamo, que dirige el Copub, y María Pastore.
Aunque el 78% dijo que se debería dar el mismo grado de libertad a los hijos varones y mujeres, ciertas conductas se toleran más en los hombres, como usar malas palabras (el 49% considera que es más inaceptable en mujeres) o emborracharse (el 47,6% lo consideró más aceptable en un hombre).
Cuando se habla de la orientación sexual, el panorama se hace más complejo y la edad marca diferencias notables en las opiniones. Así, el 55,8% está de acuerdo con el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero el porcentaje sube al 66% entre los menores de 40 años y baja al 51,4% entre los mayores de esa edad.
Algo similar ocurre con la posibilidad de que las parejas del mismo sexo adopten niños. El 62% lo rechaza, cifra que sube al 70% entre los mayores de 40 años y desciende al 55,7% entre los menores.
Para los analistas, es temprano aún para que haya consensos en este campo. "La visibilidad social de la homosexualidad es más reciente. Es un tema relativamente nuevo en términos de debate y reflexión social, que hasta hace poco se consideraba perteneciente al ámbito privado y sobre el que sólo ahora hay coincidencia en que merece ser debatido públicamente", dijo García Beaudoux. "Es de esperar que, a medida que pase el tiempo, los consensos predominantes vayan modificándose", agregó.
La falta de información y de experiencia social sobre el matrimonio homosexual, por ejemplo, dificulta tomar partido. "Los propios encuestados reconocían que daban respuestas provisionales, que se estaban haciendo todavía preguntas, que respondían desde una postura de «por ahora»", comentó García Beaudoux.
Hay, además, razones más profundas para la duda. "La homosexualidad se relaciona con cuestiones muy vinculadas al conservadurismo social y, aun en personas más liberales, la sexualidad humana es un tema complejo y movilizante", dijo D´Adamo.
El 69,9% manifestó que no le preocuparía que su hijo tuviera un maestro homosexual y el 64,3% no cree que sea perjudicial que la televisión muestre personajes travestis y homosexuales. Casi el 45% de los encuestados definió a la homosexualidad como una elección de vida, mientras para el 27,8% es genética y para el 19,1% es una enfermedad. Sin embargo, hay diferencias importantes por edad. Para los menores de 40 años, la homosexualidad es ante todo una elección de vida (56%), mientras sólo el 31% de los mayores de esa edad la ve de esa manera.
Prejuicios
"Me parece relativamente bajo el porcentaje de quienes la consideran una enfermedad, lo que indicaría un bajo nivel de prejuicio, porque no se lo cree un estigma. El número de quienes aprueban el matrimonio homosexual es mayoritario, por otra parte", dijo D´Adamo.
En cuanto a la libertad de expresión, casi el 75% opina que no se la debería restringir para ningún grupo.
A pesar de un discurso que es en buena medida tolerante, los porteños se muestran muy críticos como comunidad. Para casi el 42%, los argentinos somos "poco" o "nada" tolerantes.
¿Un reconocimiento de que no fueron totalmente sinceros en sus respuestas anteriores? ¿Una mirada demasiado crítica sobre ellos mismos? ¿Una contestación más adecuada al pasado que al presente?
Algo de todo eso y más aún, dicen los investigadores. "Aparece aquí el rasgo argentino de juzgar que yo y la sociedad somos cosas diferentes. Yo soy tolerante, pero el resto no lo es. Hay una sobrevaloración de lo individual y una minusvaloración de lo colectivo", afirmó García Beaudoux.
"Cuando respondemos desde la ignorancia, somos intolerantes. Cuando vamos adquiriendo información, vamos construyendo el proceso de convivir. Eso pasa con la orientación sexual: todavía es un tema desconocido", opinó, por su parte, Daniel Barberis, director del centro de denuncias del Foro de ONG contra la Discriminación.
Según sus datos, de las 2173 denuncias por discriminación recibidas en 2004 -115 más que en 2003-, el 43,16% correspondió a temas de salud, particularmente por sida y discapacidad, el 27,1% al ámbito laboral, y el 15,97% a conflictos raciales.