Los porteños se ven impedidos de controlar el voto de sus diputados
Se sancionan leyes mediante conteos manuales; impulsan el mecanismo electrónico
Los vecinos de la ciudad no tienen forma de controlar si los legisladores que eligieron votan, una vez en su banca, las leyes que prometieron que iban a defender. De hecho, hoy los diputados porteños levantan la mano para respaldar o rechazar proyectos que muchas veces contrarían sus promesas de campaña.
Para revertir la falta de esta información pública, transparentar la actividad legislativa y abrir la posibilidad de monitorear la actuación de los diputados locales, la Junta de Interpretación y Reglamento de la Legislatura porteña emitió el miércoles último un despacho de mayoría que modifica los artículos 270 y 271 del reglamento interno del cuerpo y establece la obligatoriedad del voto nominal (o sea, con nombre y apellido) para la aprobación de todo proyecto de ley.
Hoy por hoy, en la Legislatura de la ciudad sólo se emplea la votación nominal en el caso de que la pida expresamente un diputado: una práctica poco habitual, por cierto.
Durante el primer semestre de este año, por ejemplo, ese mecanismo apenas fue usado para el 5 por ciento de las iniciativas aprobadas, confirmaron fuentes parlamentarias.
En cambio, la gran masa restante de resoluciones, declaraciones y leyes fueron y son sancionadas por el sistema de signos: los legisladores levantan la mano y quien preside la sesión -hoy el vicepresidente 1° del cuerpo, Santiago de Estrada- cuenta, ayudado por el secretario parlamentario, las voluntades afirmativas, que quedan asentadas, sin identificación de los votantes.
El despacho de la Junta -estructurado sobre la base de proyectos de los diputados Norberto La Porta (Partido Socialista), Alicia Caruso (Frente Grande), María Eugenia Estenssoro (Plural), Diego Santilli (macrismo) y Ricardo Busacca (Alternativa Federalista)- salió a último momento. El mismo día de su confección, tenía fecha la apertura de los sobres con las ofertas presentadas para la licitación pública nacional llamada por la Legislatura para la "adquisición de un sistema de votación electrónica y conferencia", que habilitará el hoy inexistente conteo mecánico en las sesiones y que posee capacidad para acreditar el sentido del voto de cada legislador.
El encargado del desarrollo del Programa de Fortalecimiento Institucional de la Legislatura (ver aparte), Gerardo Sanchís Muñoz, confirmó a LA NACION que el trámite administrativo terminará a mediados del actual.
"La instalación del sistema no garantiza que la votación sea siempre nominal. Por eso me preocupaba tanto que la Junta emitiera un despacho para hacerla obligatoria. Ahora, el pleno de la Legislatura debe votar una resolución para confirmar la modificación del reglamento interno. No vaya a ser que todo se reduzca a un corte de cintas", dijo a LA NACION la diputada Estenssoro.
La legisladora no quedó del todo conforme con el dictamen de la comisión. En su proyecto, ella proponía que el registro del sentido de los votos también alcanzara las iniciativas de declaración y de resolución.
Transparencia
Sanchís Muñoz aclaró que el sistema de voto electrónico licitado también contempla una traducción inmediata en soporte informatizado, para hacerla más accesible (ver aparte).
Cuando entre en funcionamiento, el mecanismo servirá para terminar con algunos trucos. Como el sugerido en una observación contenida en el proyecto del diputado La Porta.
"El procedimiento actual impide detectar casos en los que un legislador, al votar, se desdiga de lo afirmado durante el debate", dice.
Así, revela lo que es un secreto a voces en la Legislatura: que, amparados en una versión taquigráfica que sólo reproduce discursos cuando la votación nominal no fue pedida, hay diputados que fijan verbalmente la posición políticamente correcta. Y la opuesta, al elevar la mano para concretar el voto.
Un sistema de US$ 1.000.000
La instalación del voto electrónico en la Legislatura forma parte del programa de fortalecimiento institucional del cuerpo, que cuenta con un presupuesto de un millón de dólares, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El programa también incluye el desarrollo de los sistemas de gestión administrativa, de labor parlamentaria y de gestión de conocimiento.
El sistema de voto electrónico -se explayó Gerardo Sanchís Muñoz, encargado externo del programa- demandará el tendido de un cableado de fibra óptica que comunique las bancas de los diputados con una central digital y la instalación de tres pantallas de plasma, una mirando al estrado y dos mirando al hemiciclo. "Procesará el conteo de votos, el registro de los presentes, el sentido del voto, y todos los datos serán accesibles por Internet. Las nuevas tecnologías deben ser usadas plenamente. La obligatoriedad de la votación nominal, la información de cómo votó cada legislador quedará registrada por el sistema y estará disponible para cualquiera que desee pedirla, tal como lo ordenan las leyes de acceso a la información", aclaró el técnico.