Los vecinos pasaron de los gritos y los aplausos a la calma habitual
Una explosión de gritos y aplausos acompañó en las calles, a modo de celebración, lo que ocurría dentro de los tribunales de Gualeguaychú: la condena de Nahir Galarza a la pena máxima por el asesinato de Fernando Pastorizzo. Era el resultado que esperaban, agolpados desde las 11 de la mañana en el lugar, mientras rodeaban los móviles de los canales de televisión provinciales y nacionales que cubrían el epílogo del juicio.
Fue el momento cúlmine de esa manifestación de apoyo a la familia de la víctima, manifestación que, sin embargo, muy pronto se acabó. Tras la rápida concentración, desde la primera hora de la tarde, Gualeguaychú recobró su movimiento habitual.
Mientras la multitud daba apoyo anímico afuera, dentro del recinto la madre y la hermana de Fernando se tomaron muy fuerte de las manos y lloraron emocionadas cuando escucharon el veredicto.
El padre de Fernando, Gustavo Pastorizzo, dijo a LA NACION que había ocurrido lo que esperaba desde el primer día: "Estoy muy conforme con el trabajo de la fiscalía y de los abogados querellantes. También estoy muy conforme con lo que resolvió el tribunal, más allá de que creo que este aberrante crimen se cometió con total alevosía. Se hizo justicia y este fallo es una caricia al alma".
La madre de la víctima, Silvia Mantegazza, se mostró más reticente. "Hablen con mis abogados", pidió. Al final, con los ojos inundados de lágrimas, se lamentó y dijo: "A mi hijo le arrebataron la vida. Tenía todo por delante". Emocionada y sin dejar de aferrarse a la mano de su hija, Carla, agradeció a todos por el acompañamiento y se fundió en un abrazo con un grupo de mujeres que la esperaban afuera.
La multitud ocupó las calles poco más de una hora y media. Cuando el padre de Fernando salió de los tribunales, amigos y vecinos lo rodearon para que sintiera el apoyo. Los sentimientos se mezclaban: había lágrimas y abrazos de alegría por la noticia. Pasado el mediodía, después de demostrarle el cariño a la familia Pastorizzo, los vecinos retomaron sus quehaceres y se alejaron de la esquina de Tribunales.
Mientras se producía esa desconcentración, al abogado de la familia Galarza, Horacio Dargainz, le quedaba una tarea ingrata: comunicarle la noticia a la familia Galarza. Dargainz caminó solo y pasó frente a un grupo de amigos de Fernando, que al verlo le gritaron: "¡Justicia!".
Su primera escala era ir a encontrarse con los padres de Nahir, Marcelo Galarza y Yamina Kroh. Luego irían los tres a la comisaría del Menor y la Mujer de Gualeguaychú para informarle a la propia Nahir sobre su inmediato futuro: por disposición del tribunal permanecerá detenida en esa seccional mientras se revisa el fallo, el peor escenario imaginado por ella.