Adelanto. Luis Moreno Ocampo: el fiscal
Entrevista exclusiva al abogado argentino, máximo acusador de la Corte Penal Internacional. Lea la nota completa el próximo domingo en LA NACION Revista
A Luis Moreno Ocampo, que desde el 16 de junio de 2003 es el primer fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), no le pesa el cargo importantísimo que ocupa. Su oficina está en el duodécimo piso del hipermoderno edificio donde funciona la CPI, en La Haya; allí cuenta con inmensos ventanales desde los que tiene una espectacular vista de "toda Holanda", como bromea el prosecutor, y le brillan los ojos cuando cuenta lo que está haciendo.
Más allá de los gigantescos desafíos que tiene por delante por estar al frente del primer tribunal internacional permanente de la historia, cuyo principal objetivo es terminar con la impunidad de quienes cometen los delitos más atroces, Moreno Ocampo no se siente apabullado. Todo lo contrario.
Aquí un adelanto:
- –¿Cómo es ser el primer fiscal jefe de la CPI?
–Es superinteresante, y un desafío. Acá soy un manager, y tuve que organizar una oficina: yo llegué y tenía seis pisos vacíos de un edificio. Ahora somos 160 provenientes de 48 países. Reclutar gente fue una parte de mi tarea. Después tuve que organizarla.
- –¿En cuanto a la parte legal?
–Yo soy fiscal y debo seleccionar los casos en función de un criterio que, básicamente, es el de gravedad: opto por los casos más graves. Por eso elegimos Congo y Uganda, que son los países donde hay masacres de miles de personas, violaciones masivas y desplazamientos de poblaciones enteras, y después elegimos Darfur, que es en Sudán, un caso más grave todavía.
- –¿Cuáles fueron sus logros en estos primeros tres años al frente de la CPI?
–Nuestro logro es que en tres años una idea la convertimos en realidad. Cuando tomé la fiscalía había gente que decía que nunca íbamos a poder iniciar un caso, o gente que temía que hiciéramos casos "frívolos" o que nos metiéramos en Irak, en contra de Estados Unidos, o cosas así.
- –¿Qué se siente?
–Sobre todo, lo que se siente es que realmente nosotros podemos lograr alguna mejora en Uganda, ayudar en el Congo, y ver cómo colaboramos en Darfur. Lo que tenemos son millones de personas involucradas en conflictos a las que podemos ayudar. Como abogado, no puedo tener tarea más importante que ésta.
- –¿Le gustaría quedarse en Holanda?
–¡No! –dice terminante–. Tengo mi familia, mi mujer y mis chicos viviendo en Buenos Aires, donde viajo cada dos o tres semanas. Si estuvieran acá, en Holanda, estarían demasiado tiempo solos porque, por trabajo, por lo menos una o dos semanas por mes estoy viajando por otros países.
- –¿Planes para el futuro?
–Los próximos seis años me quedo acá. Tengo el trabajo más lindo del mundo. ¿Qué voy a hacer después? Explicar lo que hice acá. Supongo que daré clases en alguna universidad buena de los Estados Unidos, trataré de ver si puedo hacer algo más por mis hijos, y nada más.
El próximo domingo en LA NACION Revista , no se pierda la entrevista al jurista argentino, de 53 años, que lleva tres años como primer fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, el tribunal que juzga los crímenes más atroces contra la humanidad.
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