“Me acerqué al muelle, porque si no no me ven”: casas ocultas entre la maleza y la fuerte crecida del río, el desafío de censar en el Delta
Por la complejidad geográfica de la zona, el operativo comenzó el 9 pasado y termina hoy; participan más de 240 voluntarios
Antonio, de 40 años, es jardinero y vive en una casa precaria que desde la orilla del río Capitán no se ve. Acá, en las islas del Delta, llevar adelante el censo es una tarea difícil, no solo porque los voluntarios deben subirse a una lancha para ir de muelle en muelle, sino porque, como en este caso, hay viviendas que no están registradas y se pierden entre la maleza. Es por eso que aquí, a diferencia de lo que sucede en gran parte del país, el relevamiento comenzó el lunes 9 pasado y finaliza hoy.
“Yo soy jardinero. Nací en Paraguay y hace años que vivo acá con mis dos hijas y mi mujer. La casa tiene techo de chapa. Ahora la estoy mejorando de a poco. Me acerqué hasta el muelle para que me censen, porque, de lo contrario, no me iban a ver y es difícil llegar hasta mi casa si no tenés botas”, señala Antonio a LA NACION, luego de responder las preguntas de los censistas.
El operativo en el Delta es muy complejo, las distancias son muy grandes y se necesita un gran movimiento de embarcaciones para censar muelle por muelle. Para lograrlo, se está haciendo un trabajo en conjunto entre el municipio de Tigre y la Prefectura Naval Argentina.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dividió este operativo en dos fracciones. Para una de estas etapas destinaron 116 censistas y para la otra, 127. Es decir, hay un total de 243 voluntarios titulares y 24 suplentes. A su vez, esas fracciones se dividen en radios. Una tiene 15 y la otra, 16. Para el operativo, Prefectura Naval dispuso cuatro embarcaciones y el municipio cedió ocho. A la vez, se convocaron censistas de las islas que pusieron a disposición sus embarcaciones y el municipio les pagó el valor del combustible, explicaron fuentes de la comuna.
La altura del agua, dicen los prefectos, juega un rol fundamental. Hoy, el nivel del río está alto y buena parte de los alrededores de las casas están inundados. En el arroyo Toro, uno de los brazos del río Capitán, el grupo de voluntarios al que acompaña LA NACION tiene que esquivar enormes charcos para llegar a las viviendas de los isleños que los reciben con los brazos abiertos.
Esta es la primera vez que Valentín Del Papa, de 21 años, y Florencia Machado Flores, de 23, se ponen la pechera de censistas. Están entusiasmados, aunque saben que enfrentan un gran desafío. El joven coordina un grupo de cinco voluntarios que partieron en una lancha de Prefectura minutos antes que Florencia y él. Ahora, por falta de señal en los celulares, les es difícil saber en dónde se encuentran sus compañeros.
“Yo residía en el Capitán, ahora vivo en la ciudad de Tigre y estudio psicología social. Un conocido me propuso ser censista y le dije que sí. Es la primera vez que lo hago. Me dijeron que necesitaban un jefe de radio, así que hice la capacitación y me sumé. Mi tarea era armar un equipo de personas que yo considere capacitadas, y poner un punto de encuentro con la Prefectura, entre otras. Es muy difícil calcular cuántas casas tenemos que censar. Estimamos que unas 150, pero como hay muchas viviendas no registradas nos podemos llevar una sorpresa. La verdad que me llevó mucho trabajo preparar el censo, porque buena parte del equipo se ´bajó´ un día antes de que comenzara el operativo”, relata Del Papa.
“Yo vivo en el Delta. Hice la capacitación por internet y luego armamos un grupo de WhatsApp para sacarnos las dudas. El tema acá es el relieve de la zona, hoy está todo embarrado, porque subió mucho el nivel del agua. Veremos con qué nos encontramos, hay casas a las que es muy difícil llegar, porque no están bien señalizadas”, indica Machado Flores, que ahora está terminando el secundario.
Detrás de un muelle de madera se encuentra la casa de Pablo, de 46 años, que espera a los voluntarios, mientras realiza reparaciones en su vivienda. A pesar del frío y de que el pasto está mojado, anda descalzo por el terreno a orillas del arroyo Toro. “Mi casa tiene techo de chapa y en el interior es de madera. Tengo solo un baño, un pozo ciego, dos piezas, un comedor y una hija. Tengo solo el primario completo”, contesta a las preguntas de los voluntarios. En su casa, además de su hija Micaela, vive con tres mascotas, y no tiene internet ni computadora.
“El Delta, al ser una zona turística, tiene una gran cantidad de casas que se usan en el verano o solo los fines de semana, entonces los habitantes van indicando cuál es la próxima casa en la que vive gente de forma permanente. A su vez, son muy pocas las zonas donde el censo se puede realizar caminando por lo que constantemente hay que embarcar y desembarcar para moverse de una vivienda a la otra”, agregan voceros del municipio.
Mientras los censistas avanzan, también se encuentran con carteles pegados en los muelles. Algunos isleños que no se quedaron durante todo el día en sus casas a esperarlos, pegaron el código que recibieron luego de hacer el relevamiento de manera digital en alguno de los pilotes que sostienen las estructuras de madera. De ese modo, los voluntarios pueden tomar los datos. “Cuando la gente lo completó de forma digital es todo mucho más rápido”, concluye Del Papa.
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