Mensaje del Papa por las víctimas de Cromagnon
El papa Francisco envió ayer un mensaje a las familias de las víctimas de la tragedia de Cromagnon, en el cual instó a renovar la esperanza y recuerda que "las heridas duelen y más todavía cuando no se tratan con ternura". El mensaje fue leído por monseñor Jorge Lozano al final de una misa presidida por el arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, en la Catedral metropolitana en la que se rezó por los 194 fallecidos en el incendio de la discoteca, el 30 de diciembre de 2004. Por pedido de Jorge Bergoglio, Lozano - actual obispo de Gualeguaychú- acompañó espiritualmente desde entonces a sobrevivientes y a familiares de los muertos.
Como todos los años, en un conmovedor ritual, familiares de las víctimas realizaron ayer un acto en el santuario de Once, a un costado de la estación de trenes, sobre la calle Bartolomé Mitre. "Nos reunimos acá, nos fortalecemos; es una manera de reivindicar nuestra lucha y pedir justicia para que todos los responsables sean castigados", dijo José Guzmán, padre de Lucas, uno de los jóvenes muertos.
La familia de Lucas desplegó un cartel que lo mostraba con una remera del grupo La Renga y junto a su amiga Liz, que también murió esa noche. Guzmán contó que había perdido el estandarte en el colectivo 88, pero "un alma generosa, de esas que nunca faltan, lo devolvió conmovida".
Las anécdotas cotidianas se compartían en el lugar donde los sobrevivientes y sus familias erigieron un santuario hace nueve años con las fotos de las víctimas, sus zapatillas extendidas en lo alto como símbolo de la tragedia y el recuerdo puesto en palabras y frases en las paredes.
"La música no mata, lo que mata es la irresponsabilidad de funcionarios, empresarios, policías, agentes de control", resaltó Nilda Gómez, madre de Mariano, que tenía 20 años al momento de su muerte en el boliche. Ella, junto a otros familiares que formaron la Asociación Civil de Víctimas de la Inseguridad Social en la Argentina (Avisar), confía en que la Corte Suprema de Justicia "revea la causa y la caratule como estrago doloso, que es lo que corresponde (para elevar las condenas)", dijo.
En la noche del 30 de diciembre de 2004, en medio del caos, el humo y el fuego, 194 personas murieron en un hecho evitable. Cromagnon, el flamante boliche de recitales que administraba Omar Chabán, se transformó en pocos segundos en una tumba gigante, mientras la banda Callejeros daba su último recital del año.
La historia es conocida: una bengala, la irresponsabilidad, la corrupción, la política, las ganancias y el fin de la inocencia para la cultura del denominado rock "chabón", ligado a la cancha de fútbol, el "aguante" y el exhibicionismo caricaturesco de lo marginal. Parte de ese paisaje se vio ayer cuando un grupo de sobrevivientes de la tragedia se manifestó en el Obelisco para pedir la libertad de los integrantes de Callejeros que cumplen condenas por este hecho.
Por el hecho cumplen condena el ex gerenciador de Cromagnon, Chabán; su mano derecha, Raúl Villarreal, y los integrantes de Callejeros: Patricio Fontanet, Maximiliano Djerfy, Elio Delgado, Eduardo Vásquez, Juan Carbone, Cristian Torrejón, Daniel Cardell y el manager Diego Argañaraz. Siguen presos el ex subcomisario Carlos Díaz y los ex funcionarios porteños Ana María Fernández (con prisión domiciliaria), Fabiana Fiszbin y Gustavo Torres. Por este hecho fue destituído el jefe de gobierno Aníbal Ibarra.ß
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