Mi adorada abuela Babeth
Durante mi niñez, era muy triste el día de la madre. Es que ella se fue de esta vida a mis 3 años: en un accidente, chocó contra un colectivero, en su pequeño auto inglés, regalo de papá.
Yo estaba sentada atrás porque ese domingo habíamos salido a pasear juntas.
Somos tres hermanos, hijos de papá y Sara. Éramos todos chicos cuando Sara se fue. Por suerte, papá no bajó los brazos y luchó en su tristeza, sobre todo por nosotros tres.
Recuerdo que vino mi abuela Babeth a ayudar a todos. No solo me crió, me malcrió. Ella nació en 1905, en Francia, tuvo una vida difícil, pero sé que logró ser feliz. Recuerdo a Babeth como si hubiese sido mi madre, y mis dos hermanos también. Falleció a los 95 años, pero no pude verla porque estaba en Francia.
Muchos deben pensar: pobre, la perdió tan pequeña y estaba en ese cruel accidente. Así fue, tan duro como todos nos lo imaginamos, pero, de a poco se superó esa gran pérdida.
Además de agradecer a Babeth, agradezco mucho a mi padre que supo darnos tanto amor, a pesar de su joven viudez. Por suerte, al poco tiempo conoció a Beatriz, con quién hoy sigue compartiendo sus días.
En síntesis, unas lindas flores para Sara, quien me engendró, para Babeth y Beatriz. A estas tres mujeres, las amo. Feliz día Beatriz, y un beso a Sara y a Babeth que espero estén descansando en paz.
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