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 • HISTORICO

New York y Los Ángeles, destinos de comedia

Ir a ver stand up: un plan original para incorporar en cualquier itinerario




Desde que Elizabeth Gilbert tuvo en 2006 su gran éxito literario, todo viajero sueña con "comer en Italia, rezar en la India y amar en Bali". ¿Pero y qué hay con reír un rato, y ni más ni menos que en Estados Unidos? No por nada es la tierra natal del "stand up comedy". Y dos de sus destinos turísticos más populares -Los Ángeles y New York- son además algo así como las capitales intergalácticas de la comedia.
¿Qué es el stand up? Solo en caso de que alguien, ya tan entrado el siglo 21, no haya oído hablar de esto: es un género cómico que consiste en monólogos humorísticos de base observacional y costumbrista. Un comediante, solo en medio del escenario -por esto se la llamó también "one man comedy"- cuenta lo más absurdo de su visión de la vida.
Grandes figuras de la pantalla se formaron en el arte de hacer reir ejercitando esta disciplina en los clubes de comedia norteamericanos: Robin Williams, Jim Carrey, Steve Martin, Tim "Buzz Lightyear" Allen, Ray Romano y, por supuesto, Jerry Seinfeld.
Con el paso de los años, el género creció al punto de abandonar el "under" para tomar por asalto el "mainstream". Hoy, en sus esporádicas apariciones, Seinfeld llena salas tanto en New York como en Los Ángeles, además de en Las Vegas, otra ciudad próspera para los cómicos de pie. Pero además hay circuitos "under" donde los novatos hacen sus primeras armas y donde hasta un comediante de "los grandes" puede llegar a sorprender al público con una aparición impromptu.
Para el turista, ir a ver una noche de comedia no es exactamente el tipo de plan que figure entre las excursiones planificadas por una agencia de turismo. Y, sin embargo, ¿por qué no?

A dónde (re)ir

La ciudad de Los Ángeles tiene sus propios templos paganos de la comedia: The Comedy Store, The Laugh Factory y The Hollywood Improv son los clásicos de clásicos, clubes de comedia que crecieron hasta ser hoy el ombligo de ese submundo y el lugar favorito de los cómicos más prestigiosos.
"Esta es una ciudad que vive del entretenimiento", explica Frank Traynor, comediante y productor argentino radicado en California, "así que hay posibilidades de ver a cualquier comediante en cualquier momento; inclusive los cómicos consagrados van a presentarse a los clubes de comedia chicos, donde aprovechan para probar nuevo material. Al haber una industria tan grande, hay muchos más cómicos 'famosos'. Quizás no de renombre internacional, pero sí que han tenido apariciones en televisión, tanto en ficción como haciendo monólogos en 'late night shows'", agrega.
En los lugares top, los precios de los tickets suelen variar según quién sea el "headliner" (el cómico más importante de la noche, el que cierra el show), pero para los espectáculos regulares suelen cotizar entre los veinte y los treinta dólares. Los unipersonales de las estrellas "de la tele" manejan otras tarifas, más cercanas a la centena.
El circuito "off" de Los Ángeles también tiene sus pequeños templos, que incluyen UCB (Upright Citizens Brigade, que cuenta con un capítulo neoyorquino), NerdMelt, West Side Comedy Theater y espacios alternativos que van desde el jardín de una casa particular hasta el subsuelo de una galería de arte. "Este tipo de lugares suelen tener comediantes grandes cerrando los shows, además de cómicos emergentes y comediantes más principiantes, que son los que convocan público", afirma Traynor. Aquí los precios de las entradas son más amigables: a partir de cinco u ocho dólares.

En la capital

Sí, New York es la capital del mundo, también lo es en materia de comedia. Hasta hace apenas una década o dos, en algunos clubes de comedia del Village podía verse aún -de vez en cuando y siempre con entradas agotadas- al mismísimo Woody Allen monologando. Es la ciudad donde se crió Seinfeld. Es todo.
Los "mainstream venues" más famosos son The Gotham, The Comedy Cellar y Carolines on Broadway, donde se puede ver a figuras como Sarah Silverma, Judah Friedlander o Louis CK. En el Comedy Cellar, tanto Louis como Chris Rock suelen aparecerse, "de sorpresa", cualquier noche, cuando tienen nuevos chistes para incorporar a sus espectáculos y que necesitan de una "pista de pruebas" con público real, antes de llegar a los grandes teatros. Además, The Creek & The Cave y The Comic Strip están entre los favoritos del circuito más amateur.
Los precios son un tanto más altos que en la costa oeste -al fin y al cabo, es New York, una ciudad donde nada es barato-, sobre todo en el circuito de cómicos profesionales. Entrar al Comedy Cellar cuesta entre 20 y 24 dólares, según la fecha y el horario (los horarios centrales suelen acaparar a los cómicos de mayor renombre), mientras que en Caroline's el tarifario arranca en los 16 y puede escalar hasta los cuarenta.

Ser latino

Claro que la barrera idiomática puede ser un problema. Porque aún cuando en ambas ciudades hay inmensas poblaciones latinas, los espectáculos de comedia en español escasean (por caso, tienden a tener más lugar en una incipiente movida stand up que se está gestando en Miami). Sí se incluyen espectáculos en la lengua de la madre patria en el New York Comedy Festival -en el último participaron los argentinos Malena Pichot y Ezequiel Campa-, pero no son algo frecuente.
"En lugares como The Laugh Factory de Los Ángeles hay noches de humor latino, pero que hacen comedia en inglés", dice Traynor.
Pero además, hay diferencias tanto en el registro como en la calidad. "El humor argentino es un poco más oscuro en comparación. Nos reímos de cosas que acá tal vez son más tabú o hasta que ofenden. Los Ángeles es una ciudad muy políticamente correcta en cuanto a la comedia", concluye el productor. "Eso igualmente no le impide al argentino disfrutar de un show de comedia cuando los temas son más generales. Pero puede pasarle a uno que caiga a un show donde a todos los comediantes se les ocurrió hablar de asuntos de actualidad de Estados Unidos, que tal vez por cuestiones de cultura no nos son inherentes y no tenemos por qué relacionarnos con esa idiosincrasia".
"La diferencia es la misma que ver fútbol acá o en Estados Unidos", se suma el productor de espectáculos Gabriel Grosvald, "Acá te encontrás el mejor fútbol del mundo; allá es un deporte emergente que esporádicamente les da alguna alegría, "con la comedia sucede lo mismo, pero a la inversa: allá están los mejores".

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