Las repercusiones del caso María Soledad. Pelloni acusó a Menem de promover el encubrimiento
Desde Corrientes, aseguró que Luque y Tula no son los únicos culpables.
SAN FERNANDO DEL VALLE DE CATAMARCA.- La hermana Martha Pelloni, impulsora de las marchas del silencio, acusó al presidente Carlos Menem y al ex secretario de Justicia César Arias de promover desde Buenos Aires el encubrimiento del asesinato de María Soledad Morales.
A seis días del histórico fallo, sabe qué les diría a Guillermo Luque y a Luis Tula si entrara en la cárcel y los viera:"Que la paz de la conciencia y la felicidad en la vida solamente se alcanzan viviendo la realidad."
Se la nota más cauta, medida en cada una de sus expresiones, pero con sus 57 años, cumplidos hace apenas una semana, la hermana Pelloni conserva intactas su agudeza y lucidez.
Tampoco perdió su entereza, su fuerza para la lucha ni su poder de convencimiento inusuales. Será por ello que se convirtió en la bandera que muchos catamarqueños siguieron para lograr el esclarecimiento del crimen de María Soledad.
Son pocos los momentos libres que a la religiosa le deja su intensa actividad misionera en el Instituto Santa Teresa de Jesús, en la ciudad correntina de Goya, desde donde dialogó con La Nación , vía telefónica.
Dio su parecer respecto de la histórica sentencia y esbozó una semblanza de la Catamarca de hoy.
-¿Qué siente luego del fallo?
-La tranquilidad que da la paz de la certeza moral que fue corroborada por la palabra de la Justicia.
Los alegatos fueron brillantes, en especial el del fiscal, pues no fundamentó la existencia de pruebas contundentes, que, de alguna forma, tal vez no las hubo por la sagacidad con que se plantearon los encubrimientos, que provinieron de una mafia enquistada en las instituciones policial, judicial y política del gobierno de Ramón Saadi.
-¿Piensa que Luque y Tula son los únicos culpables?
-Para nada. El hecho de que Guillermo Luque no hable quiere decir que hay algo que él no comparte.
Queda el interrogante de qué hay detrás de lo que saben otros jóvenes sobre Luque, que han participado de esto, para que Guillermo no reparta las culpas.
-¿Usted lo sabe?
-Si lo supiera, lo hubiera denunciado, pero debe ser algo oscuro.
-¿Cree que el disparador del caso Morales en el nivel nacional fueron las marchas del silencio que encabezó junto con Ada y Elías Morales?
-Más allá de mi participación, fue el Colegio del Carmen y San José, que fue a defender a su alumna, a su hija, para decir ¡cuidado! ¡basta!, además de la conciencia social que se despertó puertas hacia fuera del colegio.
-¿Sigue convencida de que desde Buenos Aires existió algún encubrimiento del caso?
-Sí. Directamente del presidente de la Nación, Carlos Menem, y también de el ex secretario de Justicia César Arias.
Ellos son los que enviaron, primero, la intervención judicial y, luego, la intervención federal a Catamarca. Ellos fueron la mano negra que hubo en el caso Morales.
-¿Extraña Catamarca? ¿Le gustaría regresar?
-No. Yo creo que estoy siendo útil en lo que estoy haciendo en Corrientes, que todavía no despertó.
Es otra Catamarca encubierta, donde, por ejemplo, la semana pasada hubo varios casos de apremios ilegales.
Aquí aún hay gente indocumentada, se producen cortes de agua corriente en barrios marginales y otras injusticias.
-Después de este fallo, ¿piensa que se volverá a unir la sociedad catamarqueña, dividida hace más de siete años, o no?
-Creo que más que unir sirve para que nazca una nueva Catamarca. Que, como bien dijo el doctor José Buteler, hay que pensar en los adolescentes y, yo diría, también en los niños y en los pobres que tienen la ilusión de un futuro distinto, democrático, de vivir en paz y con instituciones saneadas moralmente. Para esto sirvió el fallo de los jueces.
Tan querida como odiada
El tiempo se terminó. La religiosa siguió con sus tareas en Goya, que no son pocas. Sigue con su cruzada contra la venta de bebes y la comercialización indiscriminada de medicamentos ilegales en Corrientes.
Alguna vez a la mentora de las marchas del silencio se le escuchó decir: "No justifico el silencio, pero lo comprendo".
Es cierto, "la hermana Martha", como la llaman los que la quieren, nunca calló.
Fue por eso admirada, pero también muy odiada por las dos fracciones en que quedó fracturada la sociedad catamarqueña. Nadie puede decir que ella no es una mujer fuera de lo común.
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