Fue en febrero de este año, cuando el calor azotaba los campos y las jornadas de trabajo se volvían intensas bajo el brillante sol de verano. Estaba por darse por vencido cuando un policía que vigilaba el área lo divisó a lo lejos y, sin dudarlo, se tiró para rescatarlo. Exhausto tras incontables intentos por salvar su vida, Tobías estaba atrapado en un canal maestro que distribuye agua de un dique a diferentes campos de la zona en la localidad de Cruz del Eje, en la provincia de Córdoba. "El canal tiene un metro y medio de profundidad. Desde el lugar donde creemos que Tobías cayó, fue arrastrado al menos unos 800 metros mientras intentaba salir. Así fue como perdió sus uñas, de tanto raspar contra el cemento. Luego terminó contra una reja de retención donde se junta muchísima basura, ramas y palos y fue ahí donde el valiente policía lo pudo rescatar", relata Santiago Zapata con conocimiento de causa ya que casi pierde la vida en ese mismo canal cuando salvó a otra perrita que había caído en el agua.
Tobías fue llevado de inmediato al Santuario Equidad, un espacio donde los animales rescatados de diferentes formas de maltrato viven en libertad y reciben los cuidados necesarios para su especie. Equidad es el hogar casi 200 animales entre los que hay vacas, gallinas, ovejas, cabras, chanchos, burros, mulas, gallos rescatados de riñas y perros. Allí se ocuparon de sanar las heridas de Tobías y de devolverle la confianza en el humano. Pero no iba a ser una tarea sencilla. "Llegó flaco, desnutrido, asustado y con mucho miedo. Creemos que probablemente lo tiraron en ese canal. Lamentablemente así lo hacen con los perros para que mueran o no los puedan seguir cuando los abandonan. Triste pero real", asegura Zapata, uno de los responsables del santuario.
Por eso, una vez que Tobías recuperó peso y su estado de salud se estabilizó, el equipo decidió que lo mejor para este perro adulto, al que le calcularon unos 9 años, era viajar a Buenos Aires y ser transitado en una casa donde le pudieran dedicar completa atención hasta que llegara el momento de su adopción. Equidad no era el mejor lugar para Tobías: los perros en manada son predadores y la mayoría de los animales del santuario son presas para ellos. Más allá de que los perros tienen un buen comportamiento, a veces se generaban tensiones que derivaban en corridas y mordidas a otros animales, algo que atentaba contra el espíritu y compromiso del santuario.
"Seguro alguna persona se preguntará el motivo por el que traemos animales de Córdoba cuando hay tantos en Buenos Aires que también necesitan ayuda. Pero la realidad es que uno nunca sabe dónde se encuentran las oportunidades, y el compromiso que tenemos entre el Santuario Equidad y Cascote, un perro macanudo es hacer todo lo que se encuentre a nuestro alcance para brindar la oportunidad de encontrar la familia que cada animal se merece. Ese compromiso lo podemos llevar adelante gracias a la cooperación de las personas que se suman ofreciendo tránsito. Siempre trabajando en equipo y cooperando, porque como dijo la pedagoga y escritora estadounidense Virginia Burden: la cooperación es la convicción plena de que nadie puede llegar a la meta si no llegamos todos", explica Federico Sordo, responsable de la comunidad de difusión Cascote, que ayuda a encontrar familia a perros, gatos y otras especies que comparte información para incluir a todos los animales en el mismo círculo de empatía.
El tránsito como puente
El hogar de tránsito de Tobías en Buenos Aires apareció de la mano de Melina García (33) quien estaba dispuesta a brindar la ayuda necesaria para que Tobías tuviera una segunda oportunidad. "Fue la única a cita a ciegas que tuve con éxito. No conocía a Tobías, ni siquiera había visto su foto, nada. En cuanto entró a casa decidí no prestarle mucha atención para no agobiarlo. Él había llegado esa misma noche de un viaje muy largo. Y mientras organizaba sus cosas y las acomodaba en casa, Tobías apoyó su hocico en mí pierna para descansar. Ahí supe que nuestra amistad había empezado. A la mañana siguiente abrí los ojos y Tobías dormía patas para arriba. Es un rubio conquistador. Al principio ni jugaba ni pedía comida, todo eso cambió. Le gusta jugar y le fascina salir a pasear y si te sentás en el piso, él se va a acostar arriba tuyo", cuenta con alegría Melina.
Junto a su nueva cuidadora, Tobías pudo desplegar su personalidad y aprendió a jugar como un cachorro. En el hogar de tránsito, los animales encuentran un espacio de sanación que los ayuda a llegar a su hogar, a encontrar sus humanos. "Sabemos que la familia de Tobías se encuentra a pocas compartidas de distancia, y entendemos que la persona que se deje adoptar por él es alguien que entiende que lo más importante es estar presente en el presente y no especulando cuánto puede vivir un perro de 9 años. Porque, en definitiva, ni nosotros sabemos cuánto tiempo tenemos por delante. Esa lección es la más importante que podemos aprender de los animales", dice Federico. (Los interesados en ayudar o conocer más sobre Tobías pueden escribir a teamtransito@cascote.org).
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