Pese a la lluvia, los skaters tuvieron su festival en San Isidro
Hubo cuatro rampas, música en vivo y comida; las actividades siguen hoy
1979. Rorro tiene cinco años y sus tías abuelas le regalan para el Día del Niño algo que le cambiaría la vida: una tabla de skate, de esas de plástico que en la Argentina, antes de que el skate fuese "cool", llamaban patineta. Fue corriendo y se tiró de la barranca de Basavilbaso y Libertador. No se cayó: fue amor a primera vista. Hoy, 37 años después, Rodrigo Lantarón es un referente local de esta disciplina y, junto con sus compañeros de la Asociación de Skaters de Zona Norte (ASZN) y la Municipalidad de San Isidro, uno de los organizadores de la segunda edición del Festival de Skate que se hizo este fin de semana en el Centro de Exposiciones del municipio.
El festival, que es gratuito, cuenta con cuatro rampas, dos para profesionales y dos para los que recién empiezan, dos escenarios para bandas, puestos de emprendedores locales y una muestra de arte de tematica skater. Además, hay clases gratuitas para los más chicos, lugares para comer, tatuajes y serigrafía. Todas las actividades continúan hoy.
Aunque el clima no ayudó, ayer las rampas, los puestos de emprendedores, la exposición de arte y los escenarios estuvieron colmados de gente. Alejandro fue con su esposa y sus hijos desde Versalles al festival. "Nos acercamos porque estos dos delincuentes que tengo de hijos aman el skate", contó entre divertido y resignado. Matías, su hijo de nueve años, es el más entusiasta. Desde que conoció el mundo del skate, a los cuatro años, no paró.
Pasión skater
"Somos skaters apasionados y cuando algo te gusta tanto querés compartirlo con los demás. Este tipo de eventos ayuda a que la gente pierda los prejuicios y vea lo que realmente hacemos", explicó Claudio Cichero, skater y dueño de dos marcas: Shaman y Alpha. El es uno de los emprendedores que se acercaron al festival para exponer sus productos.
Cichero cuenta que cuando era chico ser skater estaba mal visto."Hoy eso ya no pasa pero todavía hay cierto mito del skater como un vago. Soy licenciado en Turismo y Hotelería y hace 14 años creé mi primera marca. Soy un laburante más", agregó Cichero.
Mecu Videla es una de las profesoras que dan clases gratis en el festival. Tiene una escuela de skate llamada Sentir Skateboard. "Lo que quiero es que los chicos sientan lo que siento arriba de una tabla". Ayer le enseñó a unos 40 chicos a pararse sobre la tabla. "Con la cantidad de chicos que se acercaron hoy, ¿cómo todavía no hay en San Isidro una pista pública?", preguntó Videla.
Ése es uno de los motivos por los cuales la ASZN decidió hacer el festival. "No vamos a prender fuego unas gomas. Nuestra forma de hacerle llegar al municipio nuestro pedido de que haya un parque de skate público es mostandoles cómo le interesa a la gente el festival", explicó Lantarón.
Máximo y Angelina miraban en silencio las proezas de los skaters profesionales en las dos rampas principales. Mientras, su hijo de un año y medio se movía en el cochecito al ritmo de la música que llegaba desde uno de los dos escenarios en los que tocaban bandas en vivo. Era una postal repetida, lo que más había en el festival eran familias.
A su lado, Lantarón explicó cuál es el mayor logro de un skater: "Ves la vida de una forma diferente. Con el skate aprendés a romperte la cabeza hasta que las cosas te salgan. La vida es así: tenés que lucharla".
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