LAS VEGAS.- La mayoría de la personas con obesidad asegura que quiere bajar de peso. Ocho de cada diez, incluso, juran que hicieron al menos un esfuerzo serio en el pasado para conseguirlo. Pero sus médicos no piensan igual: el 70 % de los profesionales de la salud cree que a sus pacientes no les interesa. Tampoco los ven motivados. Así lo confirma un estudio internacional presentado la semana pasada en esta ciudad durante la 36º conferencia anual de la Sociedad Americana de Cirugía Bariátrica y Metabólica en el congreso Obesity Week 2019, al que asistieron más de 5000 especialistas de todo el mundo.
De un lado hay médicos, cirujanos, nutricionistas, kinesiólogos y enfermeros. Del otro, personas con exceso de peso y obesidad. Y la brecha entre lo que piensa cada grupo es grande, como quedó expuesto entre los principales resultados del ACTION IO, la investigación que incluyó a más de 14.500 personas con obesidad y 2800 profesionales de la salud de 11 países, entre los que figuran Australia, Chile, Israel, Italia, Japón, México, Arabia Saudita, Corea del Sur, España, Emiratos Árabes y el Reino Unido.
La obesidad es una enfermedad crónica que requiere de un abordaje a largo plazo. Los expertos insisten en que es compleja y multifactorial, y que está influenciada por factores genéticos, fisiológicos, ambientales y psicológicos. Tiene, además, varias y graves consecuencias para la salud. Pero a pesar del consenso internacional al respecto, los especialistas reconocen que aún existen muchas barreras entre la perspectiva de quienes la padecen y la de los médicos.
"Es mi culpa"
"Los mitos sobre la obesidad siguen ahí. Los pacientes, en general, creen que todo es su responsabilidad. Que si no bajan de peso es su culpa. Que la obesidad no es una enfermedad sino un problema que deben resolver. Que bajo la consigna ´comé menos y movete más´ las cosas deberían funcionar mejor. Y que si no bajan de peso es que están haciendo todo mal -dice el doctor Sean Wharton, director de la Guía canadiense de Obesidad 2020 y uno de los expertos invitados al congreso para hablar de la eficacia en los nuevos tratamientos-. Los pacientes tardan, en promedio, unos seis años en hacer la primera consulta. No es algo que ocurra con otro tipo de patologías. Porque a la obesidad se la sigue tratando como un problema y no como una enfermedad. Y eso sucede porque tenemos el mandato de relacionar una enfermedad con un órgano determinado".
Esa primera visita al consultorio médico de la que habla Wharton, además, suele suceder cuando aparece alguna comorbilidad asociada, como pueden ser la diabetes tipo 2, el hígado graso, la hipertensión arterial o la apnea del sueño. Lo confirma la experiencia cotidiana de la doctora Susana Fuentes, integrante del equipo de Cirgugía Bariátrica y Metabólica del Hospital El Cruce, en Florencio Varela, que asistió al congreso junto a un grupo extenso de expertos argentinos. Fuentes reconoce esa distancia en la percepción que tienen los profesionales de la salud y los pacientes, y pone la mirada en las altas expectativas que suelen fijarse de ambos lados. "Son demasiado altas, y la frustración cuando no se cumplen los objetivos pautados es igual de grande. Llega un paciente que se tiene que operar de la rodilla, por ejemplo, y el cirujano le pide sin reparos que baje 20 kilos. No son casos aislados. Hay una dispercepción evidente".
Otros hallazgos clave del estudio, patrocinado por el laboratorio Novo Nordisk, indican que el 81% de los pacientes con obesidad cree que perder peso es exclusivamente su responsabilidad, mientras que sólo 5 de cada 10 se animaron a plantear el tema y discutir su peso con el médico en los últimos cinco años. "Nuestros datos sugieren que los pacientes están motivados a perder peso, y que hay una oportunidad para los profesionales de la salud de iniciar las conversaciones más temprano -opina Ian Caterson, uno de los líderes del estudio y profesor del Instituto Boden de la Universidad de Sidney, en Australia-. Muchos pacientes no reconocen la necesidad de bajar de peso hasta que aparece un impacto negativo en su salud".
En la Argentina, al igual que sucede en México, en Chile y en varios de los países que participaron de la investigación, el 70% de los adultos tiene sobrepeso u obesidad. Además, según la segunda Encuesta de Nutrición y Salud (ENNyS 2), la patología afecta a 41% de los chicos entre los 5 y los 17 años, lo que significa que el exceso de peso es la forma más frecuente de malnutrición en nuestro país. Como un problema de salud pública, dicen los expertos, lleva más de tres décadas a nivel local, y el panorama es cada vez peor. La endocrinóloga Juliana Mociulsky es jefa de la sección Nutrición del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), y coincide con sus colegas en que, como primer paso, hay que dejar la culpa de lado. "Es importante identificar cuál es el patrón alimentario de cada persona. Entender el fenotipo, y después analizar el tipo de tratamiento. Cuando la estrategia no está clara, lo más probable es que a los tres meses abandonen y no vuelvan a la consulta".
Las dietas y el rebote
Durante el Obesity Week, además de los hábitos de consumo, las dietas, el etiquetado de alimentos, la publicidad y los contextos urbanos obesogénicos, también se discutió sobre la efectividad de los distintos tratamientos. Para Wharton, cuando se trata de personas con obesidad hay tres claves: "La cirugía bariátrica, el tratamiento psicológico y la medicación. Nadie discute la prescripción de un fármaco cuando se trata de un paciente hipertenso. También hay que entender a la obesidad como una patología, y la farmacología es un medio para regular la alteración del apetito. No podemos quedarnos encerrados en el consejo de comer menos y moverse más como la única salida".
Cuando los especialistas hablan de los mitos que rodean a esta enfermedad, Ian Patton afirma con un movimiento de cabeza. El es un defensor de los pacientes, que hoy se dedica a compartir su experiencia personal para tratar de ayudar a otros a cambiar el discurso dominante sobre la obesidad. "Perdí más de 20 kilos en varias oportunidades, y después subía otra vez de peso. Sentí culpa, verguenza, discriminación. Y esa sensación de que la responsabilidad era solo mía", cuenta Ian, que luego de varios años de luchar contra las mil y una dietas decidió someterse a un by pass gástrico. "Fue un gran paso. Aunque después de la cirugía me di cuenta de la importancia de la terapia. La discriminación y la baja autoestima tienen un fuerte impacto en la salud. No es sencillo darse cuenta de que uno está enfermo. Y mucha gente cree que solamente es falta de voluntad". Incluso, asegura Ian, los médicos que se dedican al tema.
¿Te sentís motivado a bajar de peso? De los 14.500 pacientes que participaron del estudio, apenas 2 de cada 10 dijeron que no. Mientras tanto, en los consultorios médicos, el 68% de los profesionales de la salud cree que la personas con obesidad no tienen la suficiente motivación para intentarlo.
Los números de la desconexión entre pacientes y médicos
- El 81% de las personas con obesidad cree que es exclusivamente su responsabilidad perder peso
- Sólo el 51% de los pacientes discutió su peso con un profesional de la salud en los últimos 5 años, y después de una demora de 6 años en promedio desde que comenzaron los problemas de peso
- El 71% de los médicos cree que los pacientes con obesidad no están interesados en perder peso. Mientras que solamente el 7% de los pacientes respondió de esa manera
- Las personas que reciben un diagnóstico (42% vs 35%) y tienen consultas posteriores (25% vs 21%) alcanzan mejores resultados en cuanto a la pérdida de peso que aquellos que no lo hacen. Un resultado exitoso se define como una pérdida de, al menos, 5% de peso mantenida por un año
- Fuente. Investigación ACTION IO; Obesity Week
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