Preocupa la posible acción de grupos violentos en la marcha
La preocupación central del Gobierno pasa en estas horas por el desarrollo de la marcha de protesta contra la reunión del G-20 . Hubo reuniones y contactos oficiales e informales con los organizadores de la manifestación, pero las autoridades nacionales no tienen certeza sobre si los interlocutores, encabezados por Adolfo Pérez Esquivel, podrán evitar desbordes en todos los grupos autoconvocados, muchos con diferencias políticas entre sí. "El que no esté de acuerdo tiene espacio para manifestarse, pero no vamos a tolerar la violencia y vamos a actuar si algún grupo pequeño intenta salirse de la paz", aseguró ayer la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich , en una rueda de prensa realizada en el centro internacional instalado en Parque Norte. La referencia a "algún grupo pequeño" tiene un peso especial en el mensaje de la funcionaria que está a cargo de los 22.000 efectivos que custodian la cumbre de jefes de Estado.
"Nosotros vamos a cumplir con el acuerdo y esperamos que los organizadores cumplan su parte", explicó la funcionaria al graficar que los manifestantes tendrán su posibilidad de marchar, incluso en una zona que estaba vedada, y que se espera a cambio el compromiso de aislar a los violentos. Bullrich fue concreta al señalar que las fuerzas responderán de inmediato a cualquier intento de vulnerar el dispositivo de control.
Los grandes núcleos de protesta, los que aparecen en las habituales manifestaciones, acordaron una marcha sin incidentes en los contactos con Gerardo Milman, el jefe de gabinete de Seguridad. De todas formas, los funcionarios saben que esta clase de manifestaciones -bajo banderas internacionales- son un imán para sectores que ni siquiera participan de las charlas internas de grupos sociales o piqueteros. El permiso de acceso de la marcha hasta la Avenida de Mayo tiene que ver con la posibilidad de separar a los sectores violentos de aquellos que solo buscarán hacer notar su posición.
La vanguardia de la manifestación podrá seguir hacia el Congreso, pero en las fuerzas de seguridad se especula que si aparecen grupos radicalizados, su irrupción podría llegar frente al vallado de la 9 de Julio, con el Obelisco de fondo, cuando las principales banderas de la marcha ya estén lejos de esa área.
"Hace unos días que estamos con una limpieza a fondo de toda la zona que puede abarcar la manifestación, no queremos que en el camino haya volquetes, veredas por reparar, andamios, cualquier cosa que pueda ser arrojada", comentó un hombre que sabe cómo se prepara la policía porteña, que dará apoyo a las fuerzas federales y que dispondrá de brigadas antitumultos desplegadas en zonas más alejadas de la concentración. Esas unidades estarán en reserva para evitar la propagación de posibles incidentes.
En las charlas entre funcionarios se descuenta que algún incidente se producirá -más con los antecedentes de las últimas manifestaciones frente al Congreso-, pero esperan que los disturbios sean menores. Más allá de lo que ocurra en las calles durante la marcha, el Gobierno asumirá como un éxito del operativo de seguridad si no se producen incidentes que afecten los perímetros de control. "Todo ha salido bien hasta el momento, pero no queremos apresurarnos hasta que lleguemos al final", comentó ayer Bullrich.
Los movimientos de protesta esperan tener hoy una presencia masiva en la avenida 9 de Julio, pero también aceptan que la interrupción del transporte ferroviario puede afectar su convocatoria. Por eso buscaron mostrarse el martes pasado en el acto realizado en el estadio de Atlanta. Incluso en el Movimiento Evita se consideró que ese fue "su" evento contra el G-20.
Al Gobierno le preocupan más los grupos inorgánicos, con anarquistas en primer lugar entre los sospechosos. Varios de esos sectores usaron la bandera de la declamada desaparición de Santiago Maldonado para acometer varias veces contra edificios públicos, incluso con lanzamiento de bombas molotov contra edificios porteños vinculados con la Gendarmería. El cierre de esa causa resuelto en estos días puede sumar una motivación especial para esos sectores.
Otra inquietud gubernamental apunta a sectores de kirchneristas radicalizados y a la posible utilización de barrabravas para golpear, con un incidente durante el G-20, la imagen del Gobierno. "Estamos bien preparados", indicó la ministra de Seguridad.