Proponen encarcelar a los padres que no envíen a sus hijos a clases
Deserción: la iniciativa fue presentada por el diputado justicialista Juan Carlos Veramendi, pero ya cosechó severas críticas.
Un rechazo generalizado provocó en sectores de la educación el proyecto de ley impulsado por el diputado nacional Juan Carlos Veramendi, del Partido Justicialista, que propone la sanción con penas de prisión y la pérdida de la patria potestad para los padres de todo el país que no envíen a sus hijos a la escuela.
La iniciativa también contempla otras sanciones, como la pérdida de la tutela y la revocación de la adopción simple para tutores y adoptantes, respectivamente, que no cumplan con la educación general básica y obligatoria (de diez años de duración) o con la educación especial.
En la Argentina hay cerca de 200.500 chicos de 6 a 12 años que no van a la escuela, según datos del último censo nacional de población proporcionados por el Ministerio de Educación. Esa cifra representa el 4,3 % de la población escolar total de esa edad, que según la misma fuente es de 4.650.967 alumnos.
Al defender su propuesta, el diputado Veramendi dijo que la idea surgió durante su gestión como intendente de Ranchos, partido bonaerense de 12.000 habitantes. "Allá hay mucha gente que por negligencia no envía a sus hijos a la escuela", aseguró.
Pero su propuesta fue descalificada por especialistas consultados por La Nación .
"En este caso habría que mandar preso al legislador", opinó el pedagogo Jaime Barylko. Según él, este proyecto "es pésimo" para combatir la deserción porque "es superficial: en lugar de actuar sobre las causas del problema, castiga a los desertores".
Barylko recordó que "lo importante es que el chico aprenda y estudie" y que la escuela debería ser considerada "como un medio y no una finalidad". También sugirió que "la libertad de educar vuelva a la familia". Esta posibilidad fue descartada por la educadora Silvia Gelvan de Veinsten. "Muchas familias están desunidas y no se hacen cargo de la educación de sus hijos", observó.
La especialista señaló que "habría que pensar qué atractivo ofrece la escuela para atraer a los alumnos" y agregó que el proyecto mencionado "es absurdo" porque "en lugar de averiguar las causas se quiere accionar sobre los efectos, dando un pretexto para aplicar un método coercitivo".
Un proyecto "inviable"
Horacio Sanguinetti, rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, calificó de "inviable" el proyecto de Veramendi, ya que "agravaría los problemas", aseguró.
Sanguinetti advirtió que "la familia ha desertado tremendamente de su función educativa" y sostuvo que, aunque los padres envíen a sus hijos a buenos colegios, muchas veces abandonan su misión educativa, que es acompañar a los hijos en su etapa de crecimiento.
"Plantear una penalización por el no cumplimiento de la obligatoriedad escolar es inviable e improcedente; lo que hay que hacer es un plan de reinserción educativa que elimine gradualmente el nivel de deserción escolar", sugirió María Elena Naddeo, diputada del Frepaso que integra la Comisión de Educación de la Legislatura porteña.
Naddeo admitió que no suele cumplirse la legislación vigente, que establece que cuando se descubre que un chico no va a la escuela la Justicia debe citar a los padres y enviar al hogar a un asistente social. Advirtió que la solución que propone Veramendi sólo podría contemplarse "cuando hayamos mejorado los niveles de pobreza y desintegración familiar".
La iniciativa es "lamentable" para Mary Sánchez, diputada nacional por el Frepaso, para quien "esta solución convierte al padre en un delincuente".
No se aplican multas
La directora de la Escuela Nº 2 Florencio Varela, de Flores, Elida Fernández, admitió que no se aplican multas a los padres que no mandan a sus hijos a la escuela. Sin embargo, aseguró que al menos en la ciudad de Buenos Aires "el sistema es muy riguroso".
"Si un chico deja de venir a clases tiene que traer la solicitud de pase a otro colegio. Si no hay noticias después de 15 días, hay que mandar a un asistente social a la casa y se hace la denuncia al distrito, donde trabaja un equipo de psicólogos que eleva el caso al juez de menores", explicó.
"Hace ocho años que estoy acá y nunca tuve casos de este tipo", dijo, al recordar que la deserción es más común en las escuelas de provincia.
lanacionar