Qué hace y qué debería hacer la escuela para evitar el bullying

La mamá de un adolescente que practica fútbol en un club de la colectividad judía dice:- “Lo que sucedió en el viaje de egresados de los alumnos de la ORT, en Bariloche, no me sorprende, cuando los chicos participan y compiten con otros clubes muchas veces los rivales les gritan judío de mierda durante el partido”.

El caso mencionado, refiere a la reacción antisemita manifestada por chicos de un colegio alemán, que causó un tremendo impacto en la opinión pública. No es la única variable de discriminación o acoso entre jóvenes. El año pasado alumnos de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini obligaron a otros a cerrar una cuenta en Twitter dedicada a expandir los chismes del Pelle escrachando y exponiendo la vida privada de compañeros, en algunos casos con rasgos de misoginia preocupantes. Es que el bullying (intimidación) entre los jóvenes no es un problema menor, de hecho en los últimos tiempos se naturalizó y agravó con la utilización masiva de las redes sociales que dieron lugar a una práctica reconocida como ciberbullying.

Muchas veces se habla, equivocadamente, de violencia escolar como si fuera la escuela la causa y no el ámbito donde se dan situaciones intimidatorias entre jóvenes. Es erróneo e injusto cargarle esa responsabilidad a la institución educativa, porque es precisamente el lugar que reúne todas las condiciones para tratar con seriedad y responsabilidad el problema y así erradicar al bullying. Además, es en el espacio escolar en donde prevalece mayormente el compañerismo y la solidaridad ante la agresión.

Los especialistas coinciden en que las víctimas de bullying suelen ocultar el acoso por temor, por eso recomiendan a los padres estar alertas ante ciertas conductas como la negación para asistir a clases o la alteración de los hábitos de sueño y alimentación; todos claros síntomas de que un chico puede estar sufriendo situaciones de intimidación.

¿Qué hace o debería hacer la escuela?

Existe una normativa, la ley 26.892 de “Promoción de la Convivencia y el Abordaje de la Conflictividad Social en las Instituciones Educativas” sancionada en 2013, que otorga herramientas para trabajar en las escuelas con distintos modos que permitan “garantizar el derecho a una convivencia pacífica, integrada y libre de violencia física y psicológica”. De hecho, en el año 2014, el Ministerio de Educación de la Nación comenzó a distribuir entre las 48 mil escuelas argentinas la Guía Federal de Convivencia Democrática. Dos cuadernillos y un póster desplegable con un criterio preventivo que apuntalan el rol del docente ante casos de “acoso” en el ámbito escolar. Si bien es positivo el reconocimiento del problema por parte del estado, y la generación de programas y políticas públicas definidas para abordarlo; la experiencia de algunos pedagogos indica que lo principal es la capacidad de los equipos de conducción de cada escuela para tratar métodos de prevención.

En las escuelas secundarias de la CABA los casos se tratan en el marco del Consejo de Convivencia Escolar y también cuentan con el apoyo profesional enmarcado en el programa de Asistencia a las Escuelas Medias en el Área Socioeducativa. La ayuda no siempre llega a tiempo, no por impericia, sino porque las denuncias muchas veces se realizan de forma tardía o porque las familias optan por cambiar a su hijo de escuela en silencio y sin alertar al conjunto sobre la situación.

Qué dicen los docentes

Silvina Dhers, asesora Pedagógica de la Escuela de Comercio N°19 de Caballito, remarca la acción del Consejo de Convivencia “Allí se escuchan todas las voces y los alumnos agresores pueden hacer su descargo con la participación de sus padres, generalmente trabajamos con mediaciones y tareas de reflexión, con talleres, lecturas y películas. Todas las medidas son educativas y se remiten a la causa que llevó la agresión. Pero también se sugieren sanciones que van desde un cambio de curso o de turno, a una suspensión de hasta 6 días donde el sancionado tiene que volver con un trabajo práctico encargado y hasta el cambio de escuela, que es la última sanción, pero nunca se los deja sin escuela” aclara la especialista.

Dhers señala que en todos los casos de bullying se trabaja con todos los alumnos, no solo con los agresores o agredidos “Se debe convocar al autor y a la víctima pero también al resto del grupo que siempre tiene algo que aportar, porque seguramente también se sintieron afectados por la situación”

Trabajar la convivencia escolar en escuelas con población vulnerable es complicado “diariamente debemos priorizar sostener la convivencia sobre el trayecto educativo, de no hacerlo a los profesores les resultaría imposible realizar sus tareas”, dice por su parte Diego Domínguez, Director de la ESB 46, una escuela media de Tigre “tenemos herramientas que nos da la Resolución 1709, el Consejo de Convivencia que nos permite organizar charlas, talleres y otras actividades. Nuestra escuela tiene tres sedes y cada una tiene una problemática distinta, por eso es necesaria nuestra presencia”, y agrega “los padres firman un acuerdo de convivencia al comienzo del ciclo lectivo pero es muy difícil hacerlos participar durante el año, hay que llamarlos y hasta visitarlos, pero en general cuando nosotros proponemos acciones para mejorar el comportamiento ellos directamente piden sanciones para su hijos”

Domínguez relata que “en estos momentos tenemos problemas con unas chicas que se agreden entre ellas, tratan mal al resto lo que provoca una división del grupo que toma partido por una u otra. Tomamos la decisión de encargarles un trabajo que deben hacer juntas, que es inventar un juego, con la supervisión de la profesora de educación física, que deberán realizar con los alumnos de primaria. Este tipo de actividades solidarias y recreativas nos funciona bastante y mejora la relación entre los alumnos. De todos modos” agrega” es indispensable que los chicos no estén solos y a veces nos tenemos que multiplicar, faltan preceptores y cargos docentes que cubrir”

Las prácticas de intimidación en todo el mundo se han convertido en una situación tan delicada, que la Unesco publicó encuestas que muestran la gravedad del fenómeno y estipuló que el 2 de mayo se conmemore el Día Internacional de la Lucha contra el Bullying. Esta práctica además de generar secuelas físicas y psíquicas en los casos más angustiantes, causa alarmantes cifras de deserción escolar. En la actualidad, la escuela media argentina enfrenta distintas situaciones sociales –pobreza, drogas, paternidad juvenil, apatía, otros- que provocan la deserción masiva de nuestros adolescentes. El bullying es un problema de nuestros tiempos que se ha convertido en un desafío más que debe enfrentar de inmediato tanto el ámbito escolar, como la familia para resguardar la salud y desarrollo intelectual y emocional de nuestros jóvenes.