Que la madrugada del 25 nadie esté solo
Pasada la Nochebuena, un grupo de voluntarios recorre las calles con bolsas cargadas de pan dulce y deseos de acompañar
Hace diez años, a un grupo de amigos que iba a misionar al interior le pareció que lo que hacían era poco, que la verdadera misión se vivía todos los días y que, por eso, no podían dejar pasar la Navidad sin un gesto solidario. "No nos queríamos meter en un boliche a las dos de la mañana, sino hacer algo que fuera más coherente con nuestra forma de vida", explica Charly Steiger, uno de los fundadores de Una Navidad para Todos.
Su propuesta es salir cada madrugada de 25 de diciembre a recorrer los barrios porteños para acompañar y llevar alegría a los que están solos en la Navidad, sean personas que viven en la calle o que deben trabajar, como taxistas, colectiveros, médicos y enfermeros de guardia y bomberos.
A las 2 de la mañana del 25 de diciembre, se empiezan a reunir en la parroquia San Nicolás de Bari (Santa Fe 1352). Recogen bolsas con panes dulces, rosarios y tarjetas, con un mensaje esperanzador, y salen a pie o en auto a recorrer la ciudad.
"Nunca sabemos cuánta gente va a venir; no hace falta inscripción previa y no hay límite de edad. El año pasado vinieron unos 250 voluntarios a repartir 2000 panes dulces. Un grupo llegó con disfraces de payaso y Papá Noel y guitarras al hombro porque querían ir al hospital de Niños. Nosotros les damos la estructura, pero cada uno puede innovar como quiera. ¡Y no se suspende por lluvia!", aclara Paz Villamil, integrante del grupo.
Si bien la mayoría de los que se acercan son jóvenes, también llegan familias enteras dispuestas a sumarse. Quienes todavía quieran colaborar pueden hacerlo de dos maneras: mañana, desde las 19.30, se reunirán en San Nicolás de Bari para embolsar lo que se repartirá el 25, o ir a la parroquia después de la cena navideña, desde las 2, para compartir una Navidad diferente con los que están solos. "Nuestro objetivo es que esto se repita en todas las ciudades del país. Ni la Navidad ni la solidaridad son patrimonio nuestro", enfatiza Villamil.
La idea es no sólo entregar los panes, sino conversar; si alguno está dormido, le dejan la bolsa al lado para que la descubra con un poco de alegría al despertar. La actividad culmina con una misa a las 5 en la parroquia, donde comparten las experiencias vividas y se leen las intenciones de cada uno de los participantes.
Tras una década de recorridas, les sobran las anécdotas, como la del sereno que los esperaba y guardaba las tarjetas que le dejaban en una carpeta, o la de una persona que vivía en la calle y que, al recibir la bolsa con los presentes, se puso a llorar y dijo: "¡Gracias!, me había olvidado de lo que era la Navidad".
"La calidad humana no tiene bandera y eso genera que todo tipo de gente quiera vivir esta experiencia", resume Steiger, que resalta: "¡Con tan poco se puede hacer tanto!". Datos de contacto: 153-240-6738 (Charly), http://unanavidadparatodos.blogspot.com .