La tercera marcha contra el delito. Renovado clamor: más seguridad
Juan Carlos Blumberg reunió a decenas de miles de personas frente al Congreso; presentó petitorios ante legisladores y ante Solá, blanco de sus críticas; quiere reformas en el sistema político y en la policía; respuesta del gobernador
Una multitud se concentró ayer frente al Congreso Nacional para reclamar cambios en la legislación y en la política de seguridad, pero también reformas en el sistema político, en la tercera marcha que convocó Juan Carlos Blumberg desde que asesinaron a su hijo cuando estaba secuestrado, el 23 de marzo último.
Según los organizadores se congregaron 180.000 personas, mientras que la Policía Federal estimó, extraoficialmente, que hubo unas 75.000 personas, lo que coincide con los cálculos periodísticos. El jefe de la fuerza, Néstor Vallecca, afirmó oficialmente en la Casa de Gobierno luego de reunirse con el ministro del Interior, Aníbal Fernández, que, según sus cálculos, había unas 30.000 personas, 25.000 menos que lo estimado por la SIDE.
En su discurso, Blumberg denunció maniobras para afectar la concurrencia e hizo fuertes reclamos políticos al gobernador bonaerense, Felipe Solá, a quien le recriminó no hacer las reformas que prometió. Cada vez que nombraba al mandatario provincial o a su ministro de Seguridad, León Arslanian, la multitud alzaba sus velas encendidas y estallaba en un silbido atronador, que el padre de Axel intentó frenar con gestos pacificadores.
Pero esta vez Solá estaba preparado y reaccionó con velocidad. Esperó a Blumberg en la Casa de la Provincia de Buenos Aires, con una carta con su firma y la de Arslanian, dirigida al ingeniero, en la que replicó a la mayoría de las demandas y le señaló los avances en cada tema. Tras casi dos horas de cabildeos, Solá y Blumberg dieron una conferencia de prensa conjunta, en la que el gobernador dijo que estaba allí para dar la cara y contestó punto por punto el petitorio. El ingeniero sólo atinó a decir que estaba allí para acelerar la reforma de la policía. Un centenar de manifestantes, terminado el acto, marchó a la Plaza de Mayo para trasladar su reclamo de seguridad a gobierno nacional.
Blumberg, ataviado con un traje negro y una carpeta con fotos de su hijo, se cuidó de no mencionar al presidente Néstor Kirchner en su discurso.
El ingeniero también embistió contra los organismos de derechos humanos al sostener que ninguno se comunicó con él tras el asesinato de su hijo. "El problema es que es que acá hay derechos humanos para los delincuentes, no para los ciudadanos como ustedes", dijo.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) le replicó de inmediato que uno de sus abogados, Gustavo Palmieri, se reunió con él tras el crimen de Axel para ponerse a su disposición, pero dijo que Blumberg nunca se comunicó.
Blumberg recibió ayer, a las 17, en su casa de Martínez, a Cristian Ramaro y a los padres de Nicolás Garnil. En una caravana de tres autos fueron hasta el Congreso, donde entregó un petitorio en el que insistió en la necesidad de una reforma política y en cambios legislativos. Los legisladores le dijeron que lo iban a estudiar.
En la Plaza del Congreso lo aguardaba una multitud, que en esta marcha, la tercera, llegó un poco tarde a la cita. Según los organizadores, porque la policía demoró en cortar el tránsito en las avenidas del centro.
Sólo a las 19.40 estaban todos, muchos con velas encendidas, que los vendedores ofrecían a dos por un peso. Cubrían Callao desde el Congreso hasta Perón y la plaza hasta el Monumento de los Dos Congresos, mezclados con vendedores de pirulines, de gaseosas y de banderas. La mayoría eran del norte del Gran Buenos Aires y de Barrio Norte. Vecinos de clase media, de traje, concurrieron espontáneamente a la plaza, muchos desde sus casas y otros antes de regresar a sus hogares después del trabajo.
Blumberg estaba en el palco rodeado por Carlos y Susana Garnil, padres de Nicolás, secuestrado en La Horqueta, por Cristian Ramaro, secuestrado en Tigre, y por Emilse Peralta, la madre de Diego Peralta, el joven asesinado tras su secuestro en El Jagüel. Estaba también la novia de Axel, que no dejaba de llorar.
Carlos Garnil, en medio de la marcha contra la inseguridad, sufrió el robo de su billetera, que había colocado en un bolsillo delantero para protegerla. Susana Garnil, emocionada, era saludada por la gente que le daba fuerzas. "Estamos todos en lo mismo, nos tenemos que ayudar entre todos, somos todos ciudadanos que tenemos mucho miedo", dijo a LA NACION. El matrimonio fue el más ovacionado.
Tras el Himno Nacional entonado por el Coro Kennedy, dominó un clima de protesta ante la mención de los políticos. Blumberg trató de frenar tanto abucheo. "Muchos pusieron piedras en el camino, pero estamos acá. Aunque quisieron cortar los puentes. Queremos justicia y seguridad."
"Estamos acá para peticionar a nuestros legisladores", dijo, y la silbatina no lo dejó seguir. "Ciudadanos, mañana tenemos la fuerza del voto, tenemos que vivir en democracia para enaltecer las instituciones."
Allí enumeró sus pedidos al Congreso, centrado en la eliminación de las listas sábana y el voto electrónico.
Después apuntó a la provincia de Buenos Aires. Reclamó reformas policiales, sacar a los presos de las comisarías, la municipalización de la policía, entre otros puntos. Pero Solá y Arslanian, en su carta, replicaron que las reformas estaban en marcha. La más abucheada fue la procuradora bonaerense María del Carmen Falbo, contra cuya designación Blumberg, dijo, reunió 41.000 firmas.
La silbatina generalizada se produjo a las 20.15, cuando Blumberg anunció que iba marchar a la Casa de la Provincia de Buenos Aires. "Porque tenemos muchos problemas los que vivimos en la provincia", dijo.
Luego vendría su ríspida reunión de dos horas con Solá y el intento del gobernador por neutralizar las demandas del ingeniero. En la calle, la gente seguía reclamando por más seguridad.
Poco eco en el interior
La marcha que anoche movilizó a porteños y bonaerenses en torno del Congreso de la Nación tuvo relativo eco en el interior del país, donde la mayoría de los habitantes siguió las instancias del acto a través de los informativos de la televisión. En la ciudad de Paraná, y como cada jueves desde hace ya seis meses, medio centenar de familiares de víctimas del crimen marcharon hacia la plaza Primero de Mayo, en la zona céntrica de la capital entrerriana. En cambio, la familia de Fernanda Aguirre -la menor secuestrada el último 25 de julio en San Benito- se reunió a rezar el rosario en la iglesia del pueblo. En Concordia, un grupo de madres había convocado a una movilización en la plaza principal de la ciudad.
En Mar del Plata, se juntaron unas 200 personas en las escalinatas de la catedral, frente a la plaza San Martín. Familiares y víctimas del delito llegaron con velas, rezaron el padrenuestro y cantaron el Himno Nacional.
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