Por la calle. Respuesta inmediata
El manantial en el veredón de la plaza Roma, en la esquina de Lavalle y Leandro N. Alem, desapareció por completo. La contención de las aguas surgentes se produjo luego de que las quejas reiteradas tomaron estado público en esta columna. Azorados, los caminantes no alcanzaban a comprender cómo un manantial se mantenía por tiempo indeterminado en un paso hacia la City.
La caída inevitable
Hace unos tres meses, frente al 1361 de la avenida Pueyrredón, entre Santa Fe y M. T. de Alvear, fueron levantadas nueve losetas para reparar un caño de gas. Los obreros terminaron, colocaron las losetas sin hacer el relleno correspondiente y se fueron. Consecuencia: la peligrosa inclinación genera no menos de tres caídas por día. Hasta ahora, sólo provocaron algunos magullones, pero, como dijo Graciano Cancia, "en cualquier momento habrá que llamar a la ambulancia".
Cafetín en peligro
Los asiduos concurrentes al Café de García están atribulados porque temen que desaparezcan algunos detalles de esta reserva de la tradición barrial. En José P. Varela y Sanabria, de Villa Devoto, los parroquianos conviven con costumbres de un Buenos Aires que está desapareciendo. El café tiene un anexo repleto de antigüedades: viejas armas, una vitrola y un calentador Primus, "de esos que no fallaban", y documentos con valor histórico tales como la partida de nacimiento de Gardel.
En la esquina, un macetón decorativo prenunciaba algo distinto. Uno de los dueños, Rubén García, debió demolerlo por disposición comunal. "Yo soy cumplidor de las normas; afuera del local tengo nueve mesas autorizadas y pago el canon religiosamente", dijo García. El temor de los parroquianos es que hagan demoler otros detalles en el entorno del bar que tiene un decorativo tinglado. "En el Jardín de Buenos Aires , esto es un disparate", sostuvo el vecino Ricardo Iassogna. "Todo está adornado con glicinas y flores. En cuanto a macetones, creo que no hay vereda paqueta de Devoto que no los tenga, lo peor son las veredas de las cafeterías cerradas con paneles de plástico donde hay que pedir permiso para pasar", comentó otro de los más antiguos parroquianos del cafetín. El local tiene más de medio siglo.