El escritor paraguayo será agasajado hoy por sus 80 años. Roa Bastos rescata el placer de la lectura
A un año de su regreso al Paraguay, la madurez y la creatividad de los jóvenes son las cosas que más lo sorprenden
Con la íntima convicción de que para escribir bien, primero hay que saber leer, el novelista paraguayo Augusto Roa Bastos emprendió desde hace un año, al radicarse nuevamente en su país, la difícil misión de inducir a chicos y adolescentes a la lectura.
Y lo hace, a los 80 años, como un compromiso ineludible con la tierra paraguaya que lo vio partir rumbo al exilio en tiempos de gobiernos dictatoriales. Lo mueve la intención de devolver a las futuras generaciones parte de las satisfacciones que recibió en su derrotero literario, a lo largo de su galardonada carrera.
Invitado por la Fundación Agustín Barboza, dedicada a preservar la cultura y el arte del Paraguay, Roa Bastos llegó la semana última a Buenos Aires. La fundación lleva el nombre del último gran compositor viviente del Paraguay y acaba de editar un disco compacto con canciones cuyos textos pertenecen a Roa Bastos.
"La intención es rescatar al Augusto Roa Bastos poeta y autor de canciones, que fue totalmente eclipsado por sus notables condiciones de novelista", dijo a La Nación el representante de la entidad en nuestro país, Ovidio Ottaviano.
Hoy, a las 19, Roa Bastos será agasajado por escritores y amigos, al haber cumplido el 13 de junio sus 80 años, en un acto promovido por la secretaria de Cultura de la Nación, Beatriz Gutiérrez Walker, quien anteanoche le ofreció una comida de agasajo en un restaurante de la Recoleta.
Siempre se aprende a leer
"Yo trato de enseñar a leer el mundo, no sólo los libros. Uno tiene que aprender a leer lo que no conoce", dijo el novelista paraguayo en una entrevista con La Nación , al explicar el sentido de percepción que busca desarrollar en los talleres de lectura que promueve para chicos de 8 a 15 años en su tierra natal.
"Hoy se edita mucho, pero se lee poco", precisó al marcar una de las contradicciones del mundo posmoderno y preguntarse "¿adónde va todo el material que se escribe?".
Ganador del Premio Cervantes de Literatura en 1989 , el autor paraguayo estimó que la falta de tradición puede influir en la escasez del hábito de lectura. Dispuesto a enfrentar el escaso compromiso de los jóvenes con los libros se lanzó a recuperar a las futuras generaciones.
Avidos de ingresar en el mundo de la creatividad y la imaginación, más de 150 chicos -esperaba reunir grupos de 30- concurren a los talleres. Roa Bastos los orienta y los induce al placer de la lectura en voz alta, antes de enfrentarlos con el desafío de escribir sus propios cuentos.
"Está muy avanzada la concreción del proyecto Fundalibros Cervantes, con el que me propuse devolver de alguna manera a la comunidad el premio literario con que me honró en 1989", reveló Roa Bastos sin ocultar su entusiasmo.
Ya tiene en sus manos el compromiso del ministro de Educación de su país para financiar una propuesta que concibió poco después de recibir el Cervantes: crear una fundación destinada a la producción de obras literarias para ser distribuida en forma gratuita en las escuelas pobres y entre estudiantes sin recursos.
En enero, el novelista paraguayo viajará a España para dictar un curso de sociología de la lectura en la Universidad de Alcalá de Henares. Expondrá ante graduados universitarios seleccionados de un curso previo de lectura y tomará como referencia a Jorge Luis Borges y Juan Rulfo.
El desafío del Paraguay
Roa Bastos no reniega de su tierra madre, a pesar de que pasó más de la mitad de su vida en el exilio. Buenos Aires lo cobijó durante 22 años y es el lugar de residencia más prolongado a lo largo de sus ocho décadas de existencia.
Tras otros 21 años en Francia, regresó a Asunción en septiembre del año último. Cumplidos doce meses de su retorno al país, reveló que "la madurez y la creatividad de los jóvenes" es lo que más lo ha impresionado en el reencuentro con su tierra.
-¿Los jóvenes reflejan interés por participar en política?
-Ellos quieren participar, pero la práctica política es muy estricta. Pareciera que la única vía de participación es afiliarse a los partidos políticos. Para mí, la política tiene una concepción más amplia que la simple militancia partidaria. La mejor política que se puede promover es tratar de que la gente crezca intelectualmente.
-¿Paraguay enfrenta riesgos institucionales?
-El panorama es incierto y se develará en 1998. Paraguay necesita la práctica de la alternancia política, que permita un cambio de gobierno en forma democrática. Lo que se perdió es el sentido de la alternancia.
-¿Hay condiciones para el recambio?
-En todos los sectores -inclusive en el Partido Colorado- se está tomando conciencia en favor de la responsabilidad ciudadana. Yo propuse formar un frente de unidad nacional para la defensa de la democracia, un compromiso que englobe a todos. Pero con figuras como la del general Oviedo enfrentamos el riesgo de que se restaure el poder autoritario.
-¿Cuáles son las deudas pendientes para la consolidación de la democracia?
-La obra de Wasmosy fue restaurar el sentido de la democracia y la convivencia pacífica. Sólo en libertad se da el sentido de la responsabilidad. Aunque habría que anteponer la responsabilidad a la libertad, porque ésta puede caer en conceptos muy amplios, que la tornen ilusoria.
-¿Qué vías de solución se perciben?
-Paraguay vivió en un encierro político muy prolongado. De la provincia gigante de las Indias pasó a convertirse en un país mutilado, dominado por la sensación de ahogo, encierro y persecución. Para recuperarse, hay dos procesos que deben darse en forma simultánea:las relaciones exteriores y el progreso de la concepción de una convivencia pacífica interior. En ambos casos se necesita la perseverancia y desarrollar el arte de la diplomacia.
lanacionar