Evidencias del drama: las fotos de las turistas en Salta
Sonrientes, con el entusiasmo a flor de piel ante lo que prometía aquella aventura en los suburbios salteños, tan lejos de su casa. Así se las ve aquel 15 de julio a la tarde. El último día en que estarían con vida Cassandre Bouvier, de 29 años, y Houria Moumni, de 23. Horas después, las dos serían ultrajadas y asesinadas de manera salvaje en la Quebrada de San Lorenzo. Su aventura radicaba en adentrarse y explorar esa reserva de 2000 hectáreas de espinosos bosques de yungas a través de un estrecho sendero autoguiado de casi tres kilómetros. Y, como cualquier visitante lanzado a inspeccionar una geografía remota, registrar tan atractivo y exótico paisaje.
LA NACION logró una copia de las seis últimas imágenes de la cámara fotográfica de Bouvier y de Moumni, hasta ahora inéditas. Su recuperación por parte de la Justicia fue una evidencia fundamental para acorralar a los responsables del doble homicidio, que las habían borrado de la memoria de la cámara, robada a las víctimas. Las imágenes muestran el inicio de esa travesía que culminó de la peor forma pasadas las 19 de ese mismo 15 de julio. Su primera parada, cerca de las de las 15, fue para almorzar a los pies de la Quebrada de San Lorenzo, a unos 100 metros del ingreso a la reserva: ¿El lugar elegido? "El Duende de la Quebrada", la confitería que funciona como una pausa obligada y como un mirador espontáneo para apreciar, desde lo bajo, el paisaje circundante de cerros y vegetación exuberante. De allí data el primer registro, en el que Cassandre captura, en un primer plano de nitidez perfecta, el rostro sonriente de su amiga Houria.
Como en un inmediato enroque de roles, Houria toma la cámara y fotografía a Cassandre. La captura con la mirada baja y los ojos cerrados, presumiblemente mientras esperan los platos del almuerzo. Ya en la Quebrada, los registros son más dinámicos y la naturaleza gana en protagonismo.
El primer parate de la aventura es a un costado del arroyo de San Lorenzo, en el inicio del circuito. La secuencia de dos imágenes está protagonizada por Houria: se la ve haciendo equilibrio entre los enormes bloques de piedra, que sirven como lecho irrregular y caprichoso a las aguas del río San Lorenzo. Ya en pleno equilibro y sentada sobre la roca, el otro registro aparece fuera de foco y con los brazos extendidos en señal de victoria.
La última foto a la que accedió LA NACION revela una particularidad del paisaje: un primer plano de un quebracho pelado, "ahogado" por el verde frondoso de la densidad boscosa de las yungas.
Los investigadores poseen, además, las imágenes inmediatamente previas al ataque: aquellas dos fotos tomadas en El Mirador y otra disparada de forma accidental a las 18.35, que, presumiblemente, indica el momento exacto del ataque a las turistas francesas.
La declaración de Lasi
Tras la información confusa que rodeó la extensa ampliación indagatoria, el viernes pasado, de unos de los principales sospechosos del doble homicidio, Gustavo Lasi, distintas fuentes de la investigación judicial dieron a conocer a LA NACION los pormenores y entretelones de sus dichos, según constan en el expediente judicial.
De acuerdo con las fuentes consultadas, las dilaciones para que Lasi le contara al juez de la causa, Martín Pérez, su versión de los hechos se extendieron por más de una hora: hubo innumerables idas y venidas con sus letrados y la oposición manifiesta de uno de ellos para que declarara.
Pero sobre Gustavo Lasi hacía más de una semana recaía todo el peso de las pruebas y así, en la hora y media que estuvo delante del magistrado, "aportó su versión, bastante acotada", de lo sucedido en la Quebrada de San Lorenzo el 15 de julio a partir de las 18.35.
En su versión, aclararon las fuentes, Lasi ni señaló con precisión a los homicidas de las turistas francesas ni reconoció haber violado a Houria Moumni, pese a que su patrón genético se halló en el cuerpo de esta última. Su relato, no obstante, ahondó sobre la existencia de dos armas usadas en el ataque, sirvió para "establecer circunstancias de lugar y tiempo" y situar al albañil desocupado Daniel Vilte y al jardinero Santos Vera -los otros dos sospechosos del doble homicidio- en la escena del crimen.
El grueso de la reconstrucción de la ampliación de la indagatoria de Lasi -dueño de la carabina que mató a Cassandre Bouvier y señalado por su ex novia, María Fernanda Cañizares, como la persona que le regaló el celular y la cámara de fotos de las víctimas- fue aportado por fuentes judiciales inobjetables.
Lasi contó que ese día, al atardecer, había salido a cazar por los cerros con su carabina Bataan y que a medio camino de la Quebrada se encontró con Vilte y Vera, quienes presentaban signos de ebriedad.
Vilte llevaba un revolver .22, con la empuñadura gastada, "sin cacha", dijo, el mismo que luego fue encontrado enterrado en el frente de la casa del jardinero Raúl Sarmiento, otro de los detenidos. Cuando el juez le mostró el arma secuestrada, Lasi la reconoció y la ratificó.
Vilte y Vera habían ingresado en la reserva por un atajo del cerro conocido como el sendero La Loma, un acceso que se toma detrás de El Castillo, la edificación pétrea, icono de la Villa San Lorenzo, precisó Lasi.
Los tres recorrieron una parte del trayecto, "pero en un momento Vilte y Vera se adelantaron" hacia lo alto de cerro, agregó el acusado .
Cuando Lasi llegó a El Mirador, según su declaración, ambos ya habían emboscado a las turistas francesas. "Las habían arrastrado hacia el monte y desde allí se escuchaban gritos, pero no disparos", le contó Lasi al juez y al fiscal Eduardo Barrionuevo. Siempre de acuerdo con su versión, Lasi permaneció "incólumne" en El Mirador cuando, sorpresivamente, Santos Vera se le acercó, le exigió que le diera su carabina y junto con Vilte le dieron para que sostuviera el bolso de las víctimas: adentro estaban el celular, la cámara con las fotos que acompañan esta nota y una billetera con 200 pesos.
Con los gritos de fondo, Lasi dijo que se asustó y bajó corriendo por la quebrada. Llegó a su casa, revolvió el bolso, le cambió el chip al celular y lo encendió.
Cerca de las 20, señaló, Vilte y Vera regresaron de la Quebrada y fueron hasta la casa de Lasi. Allí le devolvieron la carabina Bataan y cuando éste les ofreció el bolso, le dijeron que podía quedarse con la cámara y el celular. Pero ambos retuvieron la billetera y el bolso.
"Eso es todo lo que dijo, del resto no habló. Nada dijo sobre la presencia de su ADN; tampoco sobre quién disparó", explicó la fuente judicial.
Cuando LA NACION quiso saber cómo un imputado niega una violación tras conocer los resultados positivos de un examen de ADN, la fuente se limitó a decir: "Es la estrategia de la defensa".
DESMIENTEN UNA INFORMACIÓN
El director del Servicio de Huellas Digitales Genéticas (SHDG) de la Facultad de Bioquímica de la UBA, Daniel Corach, aclaró a LA NACION que en las muestras de semen recolectadas en los cuerpos de Bouvier y de Moumni en ningún caso se halló "una multiplicidad de fluidos" que impidiera el aislamiento de patrones genéticos. "Eso es un disparate -dijo Corach-. En las muestras se halló material genético de origen indubitado de un solo hombre, lo que no quiere decir que las víctimas no hubieran sido violadas por varias personas que, precavidas, no hubieran dejado en los cuerpos de las víctimas sus rastros genéticos."
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