Se cruzaron más de 200 llamadas
Un día después de que Florencia Macri fue liberada, los investigadores de la Policía Federal ya tenían idea de quién era el cabecilla de la banda que la había secuestrado.
Según fuentes policiales, los teléfonos dieron la pista para llegar hasta los dos sospechosos que fueron detenidos ayer.
La investigación, en realidad, comenzó mientras Florencia estaba cautiva. Supervisados por la jueza María Servini de Cubría, los policías federales y los agentes de la SIDE intervinieron todos los teléfonos de la familia Macri a los que llamaba uno de los secuestradores para negociar el rescate.
"Para evitar que lo rastreáramos, el sospechoso no llamaba siempre al mismo teléfono. A veces se comunicaba al aparato celular de Franco Macri, o al de sus hijos Mauricio y Gianfranco. Tomamos todos los llamados y los números desde los que fueron realizados. En total cruzamos más de doscientas comunicaciones. Así llegamos a un domicilio", dijo anoche a LA NACION uno de los investigadores.
La misma fuente relató que también fue intervenida esa línea hasta que dieron con el sospechoso. "Analizamos la basura que arrojaban y encontramos restos de anotaciones en las que se hacía referencia al reparto de una suma de dinero", explicó una calificada fuente de la investigación.
"Por una serie de inconvenientes, tuvimos que esperar un día para detener al presunto jefe de la banda. De no haber sido así, quizás ahora podríamos tener a toda la banda detenida", se quejó ayer la magistrada