Los padres de Rocío. Se mudaron para huir de la inseguridad y la sufrieron en Dorrego
El caso de la niña abusada y quemada
Abrió los ojos y para los padres fue como ver un pedacito de cielo despejado después de una tormenta. Rocío Alvarez, la niña de diez años que fue atropellada, violada y quemada en General Dorrego, lucha por salir adelante en la sala de terapia intensiva en el sector de quemados del hospital Garrahan.
Esta tarde, los vecinos de Dorrego volverán a marchar para reclamar justicia. Lo harán desde el Club Independiente, hacia donde se dirigía Rocío para jugar al básquet aquella tarde. Juan Carlos Aldea, tío de la pequeña, contó que pedirán que se instrumente un registro nacional de violadores y que las autoridades provinciales adopten medidas "para que un violador no esté de nuevo en la calle como si nada para que vuelva a cometer una atrocidad", dijo a LA NACION.
Rocío está aislada, en una sala en la que los médicos controlan que no ingresen bacterias ni virus. Martín y Cristina, los padres, pueden entrar a verla dos veces por día y para ello deben colocarse camisolines y gorros. Sin embargo, una alegría enorme los invadió cuando Rocío abrió los ojos y pareció sonreírles.
Los padres de Rocío se conocieron en La Plata, según contó Aldea, cuando él estudiaba profesorado de Biología y ella, de Educación Física. Se pusieron de novios, se casaron y se instalaron en la ciudad de Gonnet. Ella venía de Neuquén y él había nacido en Dorrego. Vivieron allí hasta hace cinco años, cuando decidieron que, si se mudaban a Dorrego, podrían dar una vida más tranquila y alejada de la inseguridad a sus tres hijos. Nunca imaginaron que en ese calmo pueblo del sur de la provincia de Buenos Aires su hija mayor se encontraría con la cara más aberrante de la delincuencia.
Verla abrir los ojos les dio mucha paz. El estado de Rocío sigue siendo reservado. Durante el fin de semana, se le realizaron varios injertos de piel y se le practicaron curaciones. La reacción fue favorable. No tuvo infecciones ni rechazó los injertos. Esto fue lo más esperanzador para los padres, que prefirieron no hablar con la prensa, que una y otra vez piden que se rece por la salud de su hija.
La familia de la madre de Rocío, desde Neuquén, organizó una campaña para reunir fondos, ya que saben que será un tratamiento bastante prolongado. Según explicaron, decidieron hacerlo así debido a la gran cantidad de llamados de gente que quería ayudar. La cuenta es la número 1590-2150-729022, de la sucursal de Coronel Dorrego del Banco Nación. También en esa localidad, los vecinos se movilizaron y colocaron urnas en comercios para recaudar dinero en auxilio a los Alvarez.
"Una chica muy valiente"
"Rochi está poniendo todo de sí para salir adelante. Está poniendo lo mejor. Es una chica muy valiente", dijo con la voz entrecortada Marcelo Moyano, hermano de la madre de la niña, quien acompaña a Martín y a Cristina en Buenos Aires.
En General Dorrego, el pueblo está conmocionado. "Estamos todos consternados, no podemos creer que esto haya ocurrido", dijo a LA NACION la hermana Martina, del colegio Nuestra Señora del Carmen, donde Martín trabajó varios años como docente.
La religiosa se acercó hasta el hospital Garrahan para transmitir su apoyo y entregar un rosario a los padres de Rocío. El hospital dispuso para ellos una salita en la que instalaron reposeras para poder descansar.
Según supo LA NACION, desde que llegó al hospital, los médicos mantienen a Rocío sedada no sólo por los tratamientos que se le realizan, sino también por el estrés postraumático que le generó todo lo vivido.
Aldea quedó al cuidado de los otros dos hermanitos de la niña, de ocho y seis años. Los chicos preguntan por Rocío. Aquel día la vieron irse en su bicicleta rumbo al Club Independiente. Avanzaba a toda marcha por la avenida Colón y cuando le faltaba sólo una cuadra y media para llegar sintió el golpe que la tiro al suelo. Era Mauro Schechtel, a bordo de su Renault 12 naranja, a quien la gente conocía como el plomero de Monte Hermoso. Hoy Schechtel está detenido y la peor de las pesadillas de Rocío aún no ha pasado.
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