La crisis de la seguridad: exigen 400.000 dólares por su liberación. Secuestran a un estudiante en Tigre
La víctima, de 23 años, es el hijo de un empresario fluvial de la zona norte; cursa Derecho en una universidad privada Los investigadores creen que los delincuentes no eligieron a la víctima por casualidad Sospechan de una banda que habría cometido dos secuestros exprés
Otra vez un secuestro. Otra vez un estudiante universitario es la víctima de los secuestradores en la zona norte del conurbano, como en los casos de Pablo Belluscio, que le amputaron el dedo índice de la mano derecha, y como el de Axel Blumberg, que terminó siendo asesinado.
En esta oportunidad, el hijo de un empresario fluvial fue secuestrado en la mañana de anteayer en la puerta de su casa, en pleno centro de Tigre. Los delincuentes ya se comunicaron telefónicamente dos veces con los familiares y le habrían exigido 400.000 dólares por la liberación del muchacho.
Según agregaron fuentes judiciales y policiales a LA NACION, el joven, identificado como Cristian Ramaro, de 23 años, y estudiante de abogacía, fue secuestrado, a las 7.15, por varios delincuentes, cuando estaba por subir a una camioneta Ford F-100 negra, que estaba estacionada en la puerta de su chalet, tipo americano, en Lavalle 863, en pleno centro de la ciudad. Los delincuentes lo introdujeron en uno de los dos autos en el que viajaban y escaparon a toda velocidad.
Las mismas fuentes señalaron que el padre del joven, Víctor Ramaro, es el propietario de la empresa Catamaranes La Interisleña SA. Las embarcaciones de la firma realizan viajes por las islas del Delta del Paraná.
Investigadores con acceso a la causa, consideraron que el secuestro de Ramaro no fue al boleo, sino que por la logística utilizada por los delincuentes suponen que sabían bien a quién elegían como víctima y contarían con infraestructura para tener "guardado" al joven por varios días.
Agregaron que los secuestradores tenían el dato de que la semana próxima el padre del joven estudiante estaría por concretar una operación financiera y compraría el 50 por ciento de la empresa Cacciola Viajes y Turismo, otra firma de lanchas y catamaranes que realiza viajes por el Delta y a Uruguay.
Un alto jefe policial confió ayer a LA NACION que la familia Ramaro, al cierre de esta edición, no había hecho la denuncia del secuestro, pero que la fiscal federal de San Isidro, Rita Molina, ya comenzó a investigar de oficio el secuestro extorsivo.
"La familia no hizo la denuncia porque quieren negociar la liberación del joven y pagar el rescate exigido. Nosotros creemos que los padres del muchacho tienen toda la potestad para negociar y pagar y no podemos intervenir si no nos piden", dijo un investigador.
Según informaron fuentes cercanas al caso, desde el año último, la familia Ramaro tenía una custodia especial desde que una banda de secuestradores intentó raptar a Hilda, la madre de Cristian.
Allegados a la familia dijeron que los Ramaro son custodiados por personal de la Prefectura Naval, de 19 a 7, pero fuentes de la Secretaría de Seguridad Interior de la Nación señalaron que esa fuerza de seguridad no tenía asignada ninguna vigilancia especial para la familia.
Custodios y vigilancia
Según informaron dos comisarios de la zona, el año último, luego del intento de secuestro de Hilda Ramaro, delincuentes ingresaron a robar en la casa de Lavalle al 800, pero se produjo un tiroteo y el custodio de la familia abatió a un ladrón.
En tanto, fuentes policiales y judiciales consultadas por la agencia de noticias Télam reconocieron que en la última semana se cometieron dos secuestros exprés en la zona de San Isidro y que las personas capturadas fueron liberadas tras el pago de los rescates. Ahora los investigadores quieren determinar si esa gavilla es la misma banda que secuestró y mantiene cautivo al joven Ramaro.
En el barrio, como se informa por separado, la familia Ramaro tiene un alto concepto por parte de sus vecinos. Mucha gente se acercó al domicilio de Lavalle al 800 para mostrar su solidaridad con los padres del joven raptado, que prefirieron no salir del chalet.
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