Testimonios de hoy para humanos de tiempos por venir
En la "Cápsula" también habrá más de 80.000 mensajes, sonidos y 400.000 imágenes
La "Cápsula del tiempo", un proyecto del Gobierno de la Ciudad, auspiciado por Telefónica de Argentina y concebido por el periodista Julián Gallo, se inició en 2009.
Entre mayo y diciembre del año siguiente, más de 80.000 personas pudieron dejar en una plataforma especialmente preparada en Internet todo tipo de contenidos que quisieran enviar al futuro, tanto imágenes, como audio o textos. Durante esos meses, cualquiera que ingresara en el sitio podía ver qué dejaban los otros participantes, pero, tal como estaba pactado de antemano, el 31 de diciembre todos los materiales fueron retirados de la Web.
Gallo se inspiró en otras célebres "cápsulas" que la precedieron; en particular, en dos de ellas construidas en el último siglo. Una es la llamada "Cripta de la civilización", creada en 1936 por el historiador Thornwell Jacobs en la Universidad de Oglethorpe, de Atlanta, Estados Unidos, que angustiado por el peligro del nazismo para la humanidad, quiso preservar un registro de cómo era la vida en la Tierra para los seres humanos del futuro.
La otra fue fabricada en 1939 por la empresa Westinghouse para la Exposición Universal de Nueva York y contiene, dentro de un cilindro de níquel y plata (un metal al que la compañía le puso el nombre de "cupaloy", aleación de níquel y plata más dura que el acero), microfilms de la Enciclopedia Británica, las obras de Shakespeare, la Constitución de los EE.UU., semillas, un microscopio y objetos de la vida cotidiana. Está enterrada en el parque de Flushing Meadows.
La de Jacobs debe abrirse en 8113 y la de Westinghouse, en 6116.
"La que estamos haciendo nosotros -cuenta Gallo- tiene el mismo diseño que la segunda. Es la que vio Carl Sagan cuando era chico y que muchos años más tarde lo motivaría para enviar los discos de oro que viajan en las sondas Voyager hacia más allá del Sistema Solar. Tiene 1,75 m de alto y 20 cm de diámetro. Adentro pondremos tres botellones de pyrex. Uno, lleno de gas argón, con discos Blue Ray de alta resistencia, que tienen una duración de aproximadamente 300 años, que guardan los mensajes de las 80.000 personas que participaron, entre ellos, 400.000 fotografías. También habrá un disco óptico grabado con nanotecnología, que podrá leerse con un microscopio, y que tendrá un manual de 2000 páginas con instrucciones sobre cómo construir un reproductor Blue Ray, y cómo están organizados los archivos. Y también habrá otra «burbuja» de vidrio totalmente cerrada al vacío con las doce muestras de ADN."
Las personas que aceptaron participar de esta experiencia donando unos 12 mililitros de sangre con su ADN fueron elegidas al azar. "Esto no es una muestra representativa ni pretende serlo", subraya Gallo.
La idea fue hacer una suerte de viaje al futuro enviando una muestra de las instrucciones para fabricar una persona que será en un 99,9% igual a todas las demás.
"Ése es el nivel de similitud que tenemos los integrantes de la especie humana -explica Viviana Bernath, codirectora del Laboratorio Mygen y coordinadora de esta parte del proyecto de la cápsula del tiempo-. Es esa pequeñísima diferencia de 0,1% la que nos permite distinguirnos por nuestro aspecto, predisposición a enfermedades, rasgos innatos... Y ese 0,1% se mantiene entre vos y un habitante de Islandia o de Japón."
Y concluye Gallo: "Hasta ahora, se acepta que es imposible viajar en el tiempo. Hasta hoy, la única forma que tenemos de ir al futuro es transmitirles nuestros genes a nuestros hijos y nietos. En esta idea recogemos algo de este viaje al futuro preservando para dentro de 200 años algo de nosotros mismos que nos define y que es un signo de este tiempo, nuestros genes".
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