"Cuarto, baño privado y terraza", destaca el anuncio de airbnb.com.ar donde Gisele y Eduardo, sus dueños, ofrecen el espacio a los turistas que visitan Buenos Aires y quieren tener una experiencia más auténtica en la ciudad. "Es un departamento centenario, reformado para disfrutar de nuestros libros, de la brisa en la terraza, cuidar nuestras plantas y dejarse acompañar por nuestros dos gatos, el Polaco y Tita, homenajeando a dos cantores populares de tango, que son curiosos, juguetones y cariñosos", continúa el aviso.
La información acerca de los animales tiene un objetivo preciso. "Si bien hubo gente que se decidió a venir por los gatos, los publicamos en el anuncio a modo de advertencia para alérgicos, gatófobos (sí, ¡esta clase de gente existe!) o aquellos obsesionados con un grado de limpieza imposible de obtener en una casa con gatos. Si bien los cepillamos frecuentemente, y pasamos la aspiradora, siempre un pelo anaranjado aparece por la casa. En las fotos de la página hay una foto de Tita y otra de El Polaco mirando a cámara y lo aclaramos además en la descripción del departamento y en la correspondencia previa a la reserva. Tita y Polaco son nuestros co-anfitriones", aclara Gisele Teixeira, la dueña del departamento.
Tener huéspedes no es novedad para Gisele y Eduardo. Siempre les gustó recibir visitas en la casa. Empezaron sin cobrar, a través de la plataforma Couchsurfing, Gisele en Brasil -de donde es oriunda- y Eduardo en Buenos Aires. "Cuando nos conocimos y me mudé, recibíamos en nuestro cuarto de huéspedes parientes y amigos. Hasta que surgió Airbnb y nos pareció que no era mala idea juntar la experiencia de anfitriones – que ya teníamos – con alguna renta extra", cuenta la periodista que tiene una página en la que publica reseñas sobre el turismo, el tango y la cultura en Buenos Aires y otros destinos que también visita.
Como la pareja ya estaba acostumbrada a ver gente "circular" dentro de la casa, no se preocuparon por la posibilidad de que los animales se estresaran cada vez que recibieran visitas. "Nuestra casa siempre fue un ir y venir de huéspedes, solemos hacer fiestas de carnaval y milongas, a veces con música en vivo, nos gusta recibir. Así que Tita y El Polaco ya nacieron con la casa llena. No sentimos que se estresen. De hecho, nunca se esconden cuando llega gente, siempre están con nosotros o con los huéspedes, especialmente El Polaco, que es el tourist friendly", dice ella orgullosa.
Tita y El Polaco, que hoy tienen cuatro años y medio, son gatitos que Gisele y Eduardo adoptaron con cuatro semanas de vida. "Son hijos de una gata callejera que visitaba la casa de una amiga. Eran cuatro gatitos (dos colorados, una carey y un negro) y nos pareció bien adoptar dos juntos para no separar tanto a los hermanos y para que pudiesen jugar y crecer juntos", cuenta. Sin embargo, tienen personalidades muy diferentes. Tita es más independiente e indomable. La adoptaron con una de sus patitas fracturadas y como fue mal entablillada, quedó "algo chueca".
La pareja es amante del tango y, como no podía ser de otra forma, los nombraron en homenaje a Tita Merello: "Se dice que soy fiera, que camino a lo malevo, que soy chueca y que me muevo con un aire compadrón", canta Gisele. Y Polaco Goyeneche, por el pelaje. El Polaco es más "casero", está siempre durmiendo por algún sillón o buscando un regazo y mimos. "Es súper celoso, viene inmediatamente si ve que estamos con Tita o si sospecha que hay comida o mimos. Por su dieta y sus hábitos es un futuro Garfield. Los dos dan buenos masajes, pero el Polaco es mas paciente, Tita se aburre pronto", detalla Eduardo, que es arquitecto.
Además, A Tita le gusta estar en la mesada del baño mientras Gisele se maquilla y después se va a balconear: pasa horas mirando el movimiento de las hojitas, sombras de pájaros e insectos al alcance. Cuando les toca trabajar en la computadora, El Polaco se instala al lado, a veces sobre el teclado. Por la tarde, duermen. Si hay turistas simpáticos para ellos, se mudan al cuarto de huéspedes y les llenan la valija de pelos.
"Tuvimos dos huéspedes que se llevaron toda la atención de los gatos y viceversa. Anna, una gerente de un banco de inversión suizo, optó por nuestra habitación en casa de familia. Se enamoró de los gatos y les envió regalos de cumpleaños por correo desde Zúrich. También recordamos a Aliandra, una brasilera que vive en Cambridge y ya vino dos veces a casa. Cuando ella llega, Tita y Polaco desaparecen en su cuarto. La foto de despedida con ellos dos ya se convirtió en un clásico entre nuestros visitantes a la hora de partir", finaliza Gisele.
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