Todo por no perder el amor de sus hijos
Durante el siglo XX la figura paterna tenía una representación social de "autoridad", aunque más que autoridad podríamos hacer referencia a una figura autoritaria, que despertaba temor y respeto en los hijos. Conocida es la frase dicha por las madres cuando el niño se portaba mal: "Vas a ver cuando venga tu padre".
En la actualidad, los padres confunden los conceptos de autoridad y autoritarismo, y en una sociedad que promueve la libertad como ideal no se corresponde la idea de imposiciones arbitrarias. En el caso de estudio sobre los padres separados, ellos desean ser "amados" por sus hijos, y el autoritarismo no va de la mano con el afecto.
Con el cambio de paradigmas respecto al género, el padre ha perdido el rol de proveedor y protector (ya que la mujer también aporta parte del sustento económico), y al romperse el vínculo de pareja el hombre suele perder cotidianidad con sus hijos, y lo asalta entonces el temor de perder no sólo el "hogar" que formó sino también el amor de sus hijos.
El hombre actual sufre una crisis identitaria, y se ha desdibujado su lugar tradicional de proveedor a partir de las relaciones laborales más equitativas para ambos generos. Si tomamos el rol de padre, puede plantearse que al perder el referente autoritario de sus propios padres y abuelos (vector transgeneracional) adhieren al mandato social actual respecto de la paternidad. Esto es, pasar más tiempo con sus hijos y ser agentes activos en la crianza. Pero la puesta en acción es desde un rol más infantil que adulto.
Les cuesta poner límites, decir que "no" y prefieren pasarla bien con sus hijos antes que confrontar. Son procuradores del placer y la creatividad de sus hijos, la estimulan y la respaldan (se ocupan de las actividades lúdicas, videojuegos, compras en los shoppings, deportes), dejando en lugar a las madres, como se desprende del reciente estudio, las tareas asociadas con el imaginario tradicional femenino, como bañar a los hijos, lavar la ropa y ordenar los útiles escolares. Ellos prefieren, en cambio, prepararles la comida y contenerlos a nivel emocional.
Investigadora de la Fundación UADE
Diana Barimboim
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