Historias solidarias. Trabajan y crean conciencia sobre la locura en El Bolsón
Logran la reinserción de personas con problemas mentales
EL BOLSON.- No se quedaron con los brazos cruzados. Son pacientes del servicio de salud mental del hospital de El Bolsón, que, ante la crisis de 2001, tomaron la iniciativa y crearon su propia cooperativa de trabajo, para lograr su inserción social y un cambio de visión sobre la locura.
Desde hace casi 20 años, en Río Negro dejaron de existir los manicomios y se creó un sistema para lograr la inserción social de las personas con sufrimiento mental.
"Te sentís útil; sentís que sos igual a todos", dice Lidia Aguila, y asienten Marcelo Muscillo, Beatriz Attorri y Rafael Zúñiga, algunos de los integrantes de la cooperativa de trabajo de salud mental El Bolsón, que comenzó a escribir su historia siete años atrás, durante una situación desesperante para muchas familias locales.
Hoy son concesionarios de la confitería del polideportivo municipal; tienen un servicio de catering para fiestas y por concurso público lograron la concesión del refugio de montaña en el cerro Perito Moreno, a 25 kilómetros de la ciudad.
"Ese fue el primer paso", corrige Marcelo, al referirse a la fuente laboral. Agrega: "En un momento nos dimos cuenta de que el trabajo fundamental era otro, de que la población objetivo no eran los pacientes, sino la comunidad; trabajar sobre la percepción que la comunidad tiene de la locura y de las personas que tienen sufrimiento mental".
Aquí, el proceso fue largo, según recuerda la médica psiquiatra y jefa del servicio de salud mental del hospital, Analía Broide, que desde 1984 trabaja en pos de la desmanicomialización, un proyecto que se transformó en ley en 1991.
"Ninguno de los integrantes es profesional de la salud, y esto influye cuando hay que organizar un trabajo. No nos fijamos en el diagnóstico psicoterapéutico de cada persona sino en qué es lo que puede hacer", cuenta Marcelo. Beatriz afirma que la elección que hace la comunidad de sus productos es un "reconocimiento", aunque no sucede lo mismo con el Estado, que no colabora económicamente en su desarrollo.
En el trabajo diario se apunta a que rinda la producción, para lograr un ingreso mínimo para cada integrante. Por eso, además del catering y la confitería, comenzaron un servicio de delivery , que prácticamente maneja Rafael, con el recorrido diario para tomar pedidos entre trabajadores del hospital, de oficinas públicas y de comercios céntricos.
Lo hace todo a pie y, aunque el pueblo es chico y las distancias son pequeñas, Rafael desea tener una bicicleta para mejorar su rendimiento, según contó en la recorrida que hizo con LA NACION hasta el otro emprendimiento de la empresa social: el refugio de montaña Albrecht Rudolph.
La cooperativa, además, es fuente laboral para muchas personas. En invierno es cuando más trabajo hay: son contratados jóvenes y alumnos de la Escuela Especial Nº 21, que también quieren sentirse parte de la actividad. Para contactarse: 02944-455550 o vía mail a refugio.peritomoreno@yahoo.com.ar.
Al ser consultados sobre las necesidades, sintetizan: "La principal ayuda es el entendimiento; que la sociedad mire distinto la locura y a quien la padece".
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