Tu casa, pipí cucú
La reciente posibilidad de acceder a un crédito hizo que muchos comenzaran a soñar con mudarse o comprar finalmente la casa propia, y en ese plan, las renovaciones son un paso fundamental, tanto para vender mejor como para entrar a vivir
Después de algunos años de quietud, el mercado inmobiliario argentino volvió a moverse con fuerza. Impulsado en parte por la posibilidad de acceso a los créditos hipotecarios, hoy son muchos los que comienzan a planear mudarse, tanto comprando su primera casa como buscando una más grande. Arribaron las posibilidades de proyección y cambio y el mundo de los bienes raíces revivió con fuerza. Pero al momento de comprar o vender una propiedad también entra en juego el estado de aquella y la posibilidad de renovarla. Y cuando el dinero es contado, es vital hacer esto con cabeza y creatividad. A continuación, ideas para darle nueva vida a tu casa sin irte de presupuesto.
Renovar para vender
Si sos de los que ya tenían la casa propia, esta inyección de créditos te trae la posibilidad de volver a soñar en grande. Quizás hace rato que tu familia creció y necesitan más espacio o frenaban ese próximo paso justamente por la falta de. Pues bien, ahora que estás en busca de tu próxima casa de los sueños, también es importante considerar cómo estás poniendo a la venta tu vivienda actual. Y es que pequeños cambios y mejoras pueden incrementar el precio rápido y mejorar entonces tu posición.
Según coinciden los expertos, antes de poner tu casa en el mercado, deberías darte entre 90 y 180 días para ponerla al día, hacer reparaciones e incluso ordenar. Y para considerar estos pasos, lo mejor sería contratar a un agente inmobiliario que tase la propiedad y evalúe aquellas cuestiones que se puede y vale la pena corregir. Eso sí, vas a tener que estar abierto a las críticas y a tratar de mirar tu casa con ojos frescos.
¿Qué cambios conviene hacer entonces? El orden se estipula así: cocinas, baños, cuartos y entrada (la primera impresión de la propiedad). “Las cocinas y los baños son los ambientes que más vale la pena renovar, porque son los que más envejecen con relación al resto: pierden actualidad en sus artefactos, revestimientos, mesadas, etc. Y tienen un alto impacto en la percepción del potencial comprador”, asegura Iuri Izrastzoff, responsable de marketing y comunicación de la inmobiliaria homónima, quien además cuenta que en los últimos cuatro años, con la suba de los costos de construcción, notaron que muchos clientes finales deciden comprar propiedades recicladas antes que hacer ese trabajo ellos mismos.
Luego, también vale la pena invertir en obras quizá más invisibles, pero que significan mucho en el buen funcionamiento del hogar: las instalaciones eléctricas y de plomería deberían ponerse a punto, de modo que no surjan inconvenientes que puedan desvalorizar la propiedad. “Y si no es imprescindible, puede aportar un plus a la hora de vender, y para eso es importante pedir planos de los trabajos hechos, para poder sustentarlos”, recomienda Izrastzoff. Cuando la casa se muestre, esto será un gran valor a contar.
Pintar es otra pequeña gran conquista. Un blanco impoluto que refleje la luz será el lienzo perfecto para que el próximo dueño pueda imaginarse en esa casa, con sus propias cosas y su vida armada. Y si la propiedad tiene jardín o patio, será vital ponerle un poco de amor. Plantar nuevos arbustos y flores, recomponer el césped o quitar yuyos y malezas son acciones que, en apenas un sábado a la tarde, pueden inclinar la balanza de compra a nuestro favor. Por otro lado, si nadie en la casa se da maña para los pequeños arreglos cotidianos, conviene llamar a un handyman que los haga, desde ajustar puertas de armarios desencajadas de sus bisagras hasta arreglar persianas trabadas.
Aunque, así como conviene hacer ciertos cambios, hay que tener cuidado con otros. “Renovar de acuerdo a un gusto muy personal puede significar invertir dinero en materiales que no son valorados por el promedio de los potenciales compradores”, apuntan desde la inmobiliaria. Sobreinvertir en materiales o hacer cambios caprichosos en la distribución de la casa son errores que luego no se pagan al precio que el dueño quisiera. “Debe pensarse el reciclado para el potencial público objetivo”, concluye Izrastzoff.
Quizá parece demasiado empeño para una casa que ya querés dejar atrás, pero, acorde a los expertos, si hacés todo esto e invertís en los puntos correctos, podrías llegar a aumentar el valor de tu propiedad hasta en un 25%.
Hacer tu refugio
Buscaste, buscaste, buscaste, y finalmente encontraste. Es la casa de tus sueños. O casi, porque la verdad es que necesita algunos arreglos. Pero si llegaste hasta esta instancia con el presupuesto justo, no desesperes, hay soluciones simples que podés hacer vos mismo o incluso ir haciendo en etapas y cuotas.
En busca de una bella primera impresión, podrías pintar la puerta de entrada de un color vibrante. Azul, rojo o amarillo son grandes elecciones que van bien incluso en una casa más tradicional dentro. También con pintura pueden arreglarse los muebles de la cocina, que, si son propiedades con varios años de antigüedad, podrían estar en mal estado. Sin embargo, una mano de color y el recambio de sus tiradores puede brindar inmediata frescura. En esa misma línea, empapelar con algún diseño interesante una sola pared es un giro decorativo atractivo, especialmente en las habitaciones (es un recurso ideal para darles encanto a las de niños, pudiendo recrear hasta un bosque encantado). Y en la cocina, recurrir a la pintura de pizarrón en algún sector o pared brindará el espacio para anotar la lista del supermercado, pero también para despuntar la creatividad de toda la familia.
El terreno de la iluminación, en tanto, es otra área que puede cambiarlo todo en un segundo. Y es que los mismos muebles y objetos, bajo otra luz, pueden contar una historia completamente diferente. Cambiar la araña del living, las luces sobre la mesa del comedor o las lámparas de mesa en los cuartos son detalles que suman. “Además, con un potenciómetro en todas las lámparas regulás la intensidad de la luz y cambiás la atmósfera con poca inversión”, recomienda el decorador Javier Carrasco.
Y si los pisos no están en sus mejores condiciones y plastificar no es una gran opción, las alfombras pueden ser tus aliadas. Incluso se está usando bastante la superposición de dos. “Si ya tenés una alfombra, podés colocar debajo una gran estera de fibras que cubra la mayor parte del ambiente y ganarás el doble de calidez. Y también podés actualizar una que ya tengas con un ribete en un tono más intenso”, agrega Carrasco. Parecen simples detalles, pero a veces es todo lo que hace falta para hacer la diferencia.
¿Vale la pena?
Muchos pueden pensar que ese presupuesto nunca será devuelto en el precio de compra y que es mejor guardar ese dinero. Pero hay pasos a seguir para saber cuándo conviene realizar esos cambios.
- Tasá tu propiedad.
- Investigá cuánto podría valer tu casa tras la remodelación. Esto puede hacerse con un agente o investigando en otras construcciones similares a la tuya, con renovaciones recientes.
- Hacé tu presupuesto considerando cambios lógicos y necesarios. La idea no es sumar un sauna al baño sino renovar el equipamiento de modo de hacerlo más deseable y de calidad.
- Realizá el siguiente cálculo: valor potencial de la propiedad renovada – valor actual – costos de renovación – gastos de venta = beneficio o la equidad potencial.
Y si ya pasaste por todos estos puntos y tu casa está renovada y lista para vender, un consejo final: dejá el espacio lo más despejado y ordenado posible, de modo que el potencial comprador pueda imaginarse con facilidad su vida allí.
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