Un camino a medio recorrer

Con decepción recuerdan todavía los ciudadanos porteños el bochorno protagonizado por dos diputados de Pro en diciembre del año pasado, cuando votaron doble, una vez en sus bancas y otra en las de dos compañeros que se habían levantado y les habían solicitado que tuvieran con ellos la "gentileza" de votar en su lugar. Cuando esa "desprolijidad" se hizo pública, la Legislatura tomó conciencia de la magnitud del papelón institucional al que había quedado expuesta.

Comenzaron entonces a recorrerse dos caminos en paralelo: por un lado, las autoridades del cuerpo decidieron apurar la instalación de un nuevo sistema de votación que no permitiera deslices como aquél; por el otro, se abrió un expediente en la Junta de Etica de la Legislatura para evaluar la conducta de los diputados de Pro que votaron doble y del diputado Guillermo Smith (Coalición Cívica), que en la misma sesión se abstuvo en una votación, sin pedir permiso para hacerlo, como lo marca el reglamento.

Con respecto a lo primero, ayer, a cinco meses de la fatídica sesión, la Legislatura organizó con bombos y platillos una demostración del nuevo sistema de votación, que incorpora la huella dactilar para controlar la asistencia y la emisión del voto.

El otro camino, el de evaluar si corresponde aplicar sanciones al irregular comportamiento de los legisladores involucrados en el escándalo, se viene recorriendo a menor velocidad. El trámite se desaceleró más todavía con la apertura de la campaña electoral. Mientras tanto, en voz baja la Legislatura usa en su defensa el fallo judicial en el que se sostuvo que las conductas cuestionadas no constituían delito.

Por más sistema transparente de votación que instrumenten, si las sanciones quedan en la nada, de lo que no podrán defenderse será de la decepción ciudadana por el papelón protagonizado.