El escenario. Un final desgastado, sin avales ni diálogo
LA PLATA.- Por sorpresa, desgastado y aislado, Carlos Stornelli dejará en las próximas horas el Ministerio de Seguridad bonaerense, sumido en una incomprensible incomunicación que lo alejó del resto de los miembros del gabinete bonaerense, de los intendentes y hasta del propio gobernador, Daniel Scioli.
Dentro del equipo del gobernador, al principio, los cuestionamientos eran apenas susurrados, pero, últimamente, la situación se tornó inocultable y puede graficarse con un hecho muy comentado ayer en varios de los principales despachos de la Casa de Gobierno: el secretario general de la Gobernación, Javier Mouriño, que asumió ese cargo el 29 de marzo pasado, nunca consiguió ser recibido por Stornelli.
Si bien hacía tiempo que Scioli escuchaba en su entorno planteos y quejas en contra del ahora ex ministro y su política, el fondo del asunto es, en realidad, que el mandatario provincial ya no estaba conforme con la labor Stornelli y se lo había comentado a varios colaboradores.
Ya desde el año pasado el descontento se dejó entrever en la gobernación, desde donde, incluso, no se ocultaron infructuosas búsquedas de reemplazantes para el cargo.
El actual ministro de Justicia, Ricardo Casal, que se hará cargo mañana, en forma provisional, del Ministerio de Seguridad -aunque deberá esperarse el aval legislativo a la fusión de ministerios para formalizar el nombramiento- estaba abiertamente enfrentado con Stornelli.
Casal fue el único funcionario de la administración Scioli que, alguna vez, reconoció públicamente incrementos en los índices delictivos y, sobre todo, el alza de la violencia delictual.
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Por tercera vez, en poco más de una década, las carteras de Justicia y Seguridad serán unificadas. Los nuevos cambios en la política de seguridad provincial confirman, una vez más, la tendencia oscilante desplegada en los 23 años de sucesivos gobiernos peronistas en el distrito.
"Nosotros creemos que éste es un momento de trabajar en bloque entre Justicia y Seguridad para conseguir mayor eficacia", dijo el jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez, al justificar los cambios.
Si bien Pérez admitió que Scioli venía madurando la decisión pero que sólo ayer le fue comunicada al funcionario saliente, negó que se tratara de una medida espasmódica y desesperada, tal como la calificaban ayer, unánimemente, desde la oposición.
Consultado por LA NACION sobre si en el gobierno provincial había disconformidad con lo hecho por Stornelli, el jefe de Gabinete sólo respondió: "Ahora hay que mirar para adelante".
Ayer, el gobierno informó de los cambios en una aséptica gacetilla en la que se habló de una "etapa cumplida". Como prenuncio, Scioli había enviado la semana pasada una señal: hizo trascender su apoyo para que los senadores dejaran sin efecto el proyecto de Stornelli para reinstaurar las contravenciones en la provincia y abrió así una grieta que ya no volvería a cerrarse.
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