Exorcismo. Un ritual renovado
El 26 de enero último, la Iglesia Católica presentó en el Vaticano un nuevo ritual para realizar exorcismos. La novedad más importante es que recomienda la intervención de un psicólogo o de un psiquiatra.
Después de diez años de trabajo, el texto titulado "Sobre todo tipo de exorcismos y súplicas" actualiza la versión anterior, que no había sido revisada tras el Concilio Vaticano II.
En esta versión, de 90 páginas y escrita en latín, el lenguaje es más sobrio. Pero la expresión de la fe en el poder de Dios para expulsar al demonio es la misma.
Los síntomas que especifica el manual para saber si alguien está poseído son: "El hablar con muchas palabras de lenguas desconocidas, hacer presentes cosas distantes o escondidas, demostrar más fuerzas de lo normal, junto con aversión hacia Dios, la Virgen, los Santos, la cruz y las imágenes sagradas".
Sin embargo, el documento solicita a los sacerdotes autorizados para realizar exorcismos que actúen con prudencia para poder distinguir un caso del otro. La razón es que el hecho de que una persona manifieste tales síntomas no asegura que se trata de una posesión demoníaca. Es posible que el problema tenga causas psicológicas o físicas, y que el más indicado para resolverlo sea un psicólogo o un psiquiatra.
El nuevo manual es, en lo sustancial, idéntico al anterior. En el ritual se rocía al poseído con agua bendita, se recuerdan las victorias de Cristo sobre el demonio, se lee el Evangelio y se enseña la cruz. La frase célebre "Vade retro, Satanás" sigue siendo clave.
El mismo Juan Pablo II asumió el papel de exorcista en 1982, cuando liberó a una mujer que daba vueltas por el suelo y gritaba. La posesión terminó cuando el Papa le dijo: "Mañana daré misa para tí".
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