Un servicio que forma parte de una saga fallida
El premetro es la continuación conceptual y funcional de un proyecto que buscó infructuosamente su justificación desde 1937, cuando se empezó a construir la línea E de subte.
Originada en presiones contractuales que padecía la concesionaria Chadopyf, la E fue la única línea que, de manera casi ininterrumpida, fue extendida en los últimos 80 años, a lo largo de todos los gobiernos y administraciones municipales. Primero, a Bolívar -abandonando correctamente su terminal original en Constitución-, luego a avenida La Plata, más adelante a José M. Moreno, y posteriormente a Plaza de los Virreyes.
De modo sistemático se justificaron estas inversiones con la superficial aseveración de que su escasa longitud le impedía a la E atraer más pasajeros, y así fue que esta línea llegó a ser, durante más de 15 años la más larga, pero también la menos utilizada del sistema de subte.
Parte de esta saga fue la construcción del premetro, del que se esperaba un sustancial aporte de pasajeros a la E. Fue una línea de tranvía equivocada hasta en su nombre -importado de Bruselas donde denominaba algo muy distinto-, equipada con material rodante nuevo, pero de concepción anticuada, y que, desde su inicio, nunca justificó su existencia porque su tráfico siempre fue menor que el que podría transportar una línea de colectivos con mucha más flexibilidad.
A estos pecados de origen se sumó que el premetro quedó inconcluso: debía terminar en un "circuito" en el barrio General Savio, en Lugano, que nunca se completó. Así obligó a que los servicios se desdoblen en dos ramales, con una frecuencia cada uno de ellos de 15 minutos. Algo inaceptable para un servicio urbano.
La línea E y el premetro son ejemplos de sobreinversión pública producto de una falta de estudio de los problemas y un desprecio por la conceptualización en ingeniería, circunscripta a un mero constructivismo.
En ambos casos la bandera para llevarlos adelante fue el eslogan de dar servicio al postergado sur porteño, sin comprender que para que tuviera sentido debía ser vinculado con el norte, atendiendo a su verdadera demanda potencial y siempre requiriendo inversiones proporcionadas.
La extensión a Retiro de la E que se inaugurará, esperemos, el año próximo, puede ser un paso en el sentido de corregir aquellos defectos originales.
El autor fue gerente técnico de Subterráneos de Buenos Aires
Roberto Agosta
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