Un trabajo para aprender a amasar un futuro mejor

LA PLATA.- En 2002, Matías, que tenía 17 años y cada tanto residía en alguno de los hogares de la obra del sacerdote Carlos Cajade, fue detenido por la policía. No era la primera vez. Entonces, se intentó un proyecto que lo ocupara y le brindara herramientas para el futuro.

Así se concretó la panadería del hogar Madre Tres Veces Admirable, que ocupa a 12 adolescentes, alimenta a los 1500 chicos de la obra y provee a los buffets de la casa de gobierno y de la Legislatura bonaerenses.

Funciona en un predio de Villa Elvira. En la zona hay pocas viviendas, y abundan los álamos. Cada día, a las cuatro de la madrugada, es el único lugar en el que se ve luz: es que en el interior dos jóvenes comienzan a hornear. A las siete, llega otro grupo de chicos y, al mediodía, el grupo se completa. La primera entrega es a las 6.45 y la actividad continúa hasta las 18.

Trabajan con máquinas donadas por un grupo de italianos y por el gobierno nacional. Reciben el aporte del proyecto Adolescentes, creado por el Ministerio de Desarrollo bonaerense.

La tarea de amasar y hornear -para las que fueron capacitados por la Universidad Nacional de La Plata- no es lo único que comparten. En las horas de trabajo, sus vidas y experiencias se entrelazan y la solidaridad es protagonista. Es que sus historias son difíciles: familias mal constituidas y afectadas por la desocupación, por abandonos y delincuencia juvenil.

A todos los unen las ganas de superarse y la necesidad de abandonar el estilo de vida de su pasado inmediato. Por eso, se ayudan entre sí. Fabio tiene 19 años; es uno de los más antiguos en el emprendimiento. Cuando advirtió que la actividad podía ayudarlo a modificar su vida, resolvió sumar al hermano menor. Julián tiene 17 años, hace dos que trabaja en la panadería y más de uno que reside en el hogar.

Gabriel tiene 14 y llegó a la obra a los 8. "Lo trajo un hombre que lo había encontrado en la calle. Yo terminaba de dar misa y él, con los ojos grandes, me miraba a mí y al señor que se iba", recordó Carlos Cajade, promotor de la panadería y de varios emprendimientos para jóvenes. "El padre me agarró de la mano, me llevó hasta el hogar y ya no me fui nunca", dijo Gabriel.

"La idea es conseguir más clientes y llegar a cuatro, porque habría más posibilidades para más chicos. Esto hace que estén ocupados, aprendan y no vuelvan a la calle a hacer macanas", expresó Germán Leder, uno de los coordinadores.

En la corta existencia de la panadería, que comenzó con cuatro adolescentes, los resultados son alentadores: tres jóvenes se independizaron y ya trabajan en emprendimientos propios, y Matías, el promotor involuntario del proyecto, no volvió a estar preso. Para colaborar, los interesados pueden comunicarse con el 0221-456-3751.