Otro tipo de inseguridad en el transporte público. Una joven denunció que fue arrastrada por un subte cuando se enganchó un pie
El hecho ocurrió en la estación Carranza, de la línea D; "pensé que me moría", comentó la chica
"Cuando vi el túnel negro, pensé que me moría", dijo Marina Daiez, una adolescente de 14 años que denunció haber sido arrastrada unos 80 metros por un subte, el lunes pasado, en el andén de la estación Carranza, de la línea D, cuando su pie quedó atrapado en una de las puertas del último vagón y la formación arrancó igual.
El hecho ocurrió a las 18.50, cuando Marina, que estudia en el Colegio Nacional de Buenos Aires, bajó con una amiga del subte en la citada estación, donde debían renovar su pase escolar.
"Cuando estaba saliendo del vagón sonó la sirena y, al segundo, se cerraron las puertas. Mi pie quedó enganchado, y el subte empezó a andar", relató a LA NACION la joven, y continuó: "Al principio empecé a saltar con mi otra pierna, pero cuando el subte empezó a tomar velocidad caí al piso y empecé a gritar desesperadamente. La gente corría a mi par tratando de abrir las puertas y gritando que frenaran la formación. Y en eso vi el túnel negro, y pensé que me moría".
Mientras habla en el living de su casa, situada en el barrio porteño de Saavedra, a Marina aún le tiembla la voz. Pero se expresa con total seguridad, al tiempo que recrea la escena en el piso y muestra la venda que cubre las quemaduras en su pierna izquierda.
"Una señora me sostenía la cabeza con sus manos para que no me la golpease y otros me pisaban sin querer, mientras intentaban abrir las puertas, hasta que el subte frenó, y me ayudaron a salir", detalló Marina.
En ese momento, según relata la joven, la llevaron hasta un quiosco donde le ofrecieron agua, pero ella "temblaba tanto" que no la pudo tomar. "Estaba en shock. No entendía nada. Hasta pensé que estaba muerta, porque no veía a ningún conocido. Creía que tal vez eso era la muerte, no conocer a nadie". Pero entonces, según su relato, se le acercó un joven para ofrecerle ayuda, que le dijo que iba a su mismo colegio, y la tranquilizó.
"Un policía y un guardia de seguridad también se acercaron para ayudarme. Y el policía le pidió el celular al chico para llamar al SAME", dijo Marina, que agregó que el policía le explicó que lo que le ocurrió a ella "pasa mucho, porque no funciona el sistema de seguridad de los subtes".
Los padres de Marina, que también habían sido avisados sobre el accidente, llegaron al lugar del hecho antes que el SAME y, aunque se cruzaron con ellos, decidieron llevar a su hija al Hospital Italiano para que le realizarán la revisión médica correspondiente.
"Me salvé por milagro. Sólo quiero que esto no vuelva a pasar, porque lo que falló fue el sistema de seguridad. El guarda no miró bien, pero él se puede equivocar, es humano. Pero el sistema de seguridad de las puertas del subte no puede fallar."
Alejandro Guido Alberti, el guarda que estaba en la formación de subte que arrastró a Marina, dijo que, en un principio, sólo veía "gestos de los pasajeros, pero no a la chica", y que sólo cuando la vio en el piso del andén, frenó: "Se supone que el tren tiene un sistema de traba; si las puertas no están cerradas, no debería arrancar. Pero salió igual", contó Alberti a LA NACION.
Las irregularidades en la red de subterráneos parecen estar a la orden del día: la semana pasada se descarriló una formación de la línea D y dos jovenes denunciaron haber sido violadas en la estación Callao de la línea B. Y ahora esto. "Es que todo falla en Metrovías", opinó Alberti.
Voceros de la empresa Metrovías dijeron a LA NACION que lamentan mucho el hecho, y que van a investigar a fondo lo ocurrido porque su parte interno del accidente "no coincide con lo que dice la joven".
En tanto, ayer, la Policía Federal dispuso un amplio operativo de seguridad en varias estaciones, luego de las denuncias de ataques sexuales de los últimos días.