Una réplica del Curiosity visita el Planetario
El show es una oportunidad para que los chicos vean el robot que explora Marte
Se apagan las luces y una voz comienza la cuenta regresiva. Chicos y grandes se acomodan en los sillones del Planetario. En el domo se proyecta el lanzamiento del cohete que en 2011 llevó al robot Curiosity para la exploración de Marte. Enseguida la voz advierte: "Amartizaje exitoso", y en el centro del auditorio se "despierta" una réplica del Curiosity, que continúa con el espectáculo que ya vieron más de 10.000 personas.
Desde una consola, Nicolás Arce (22 años) opera el robot que construyó con otros 16 becarios de la tecnicatura en Mecatrónica, en el Centro de Formación Industrial (CFI) Hölters, que ofrece la Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana. "Demoramos un año. Buscamos los planos originales e hicimos una reducción a escala", cuenta Arce. Usaron 384 piezas hechas con impresoras 3D que operan como el original.
Sobre una superficie que imita el suelo de Marte, la versión local del Curiosity se desplaza, toma muestras y hasta se saca una selfie, como hizo el rover hace siete años. "Puede medir la temperatura, la humedad y la presión ambiente y tiene una cámara con la que puede grabar y transmitir", dice Arce.
Cuando finaliza la "misión", comienza otra aventura y el auditorio se convierte en una nave que permite viajar al espacio y disfrutar de las estrellas o mirar de cerca el Sol. Los chicos se animan y responden las preguntas que se oyen: casi todos quieren ser "pilotos" de la nave.
"Es muy interesante", dicen a la vez Jazmín Gómez, de 10 años, y Iara Pucheta, de siete, mientras sus madres organizan abrigos al terminar la función. Juana, de seis, asegura que le pondría "10 puntos" al espectáculo. Su madre, Daniela Stoisa, coincide.
Todos se apuran para acercarse al robot y sacar fotos. "Papi, pusieron esas luces para que parezca lava. Debe haber lava en Marte", dice Joaquín mientras señala la escenografía que replica el suelo marciano.
"Un curioso en Marte" se proyecta de 11 a 18, una vez por hora, durante todas las vacaciones de invierno. Las entradas cuestan $120 (los menores de seis años y los jubilados no pagan) y se pueden comprar por Internet o en la boletería del Planetario.
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