El momento de abrir el sobre fue en 2013. Adentro el estudio decía "reactivo". Esa palabra lo arrastró a Federico Green, hoy de 31 años, a un universo desconocido. Las preguntas se multiplicaban hasta el infinito y no tenía bien en claro quién le podría dar algunas respuestas. Todavía no sabía que muchos de esos interrogantes los iba a poder responder él mismo, cuando el tiempo le permita elaborar el significado de la palabra reactivo, es decir, que desde entonces, es VIH positivo. El año pasado él creó una cuenta en Instagram que llamó @hablemosdeHIV, un espacio de conversación, anónimo y gratuito para que las personas con VIH positivo puedan intercambiar historias y consejos.
"¿Me voy a morir? ¿Qué va a pasar de ahora en más? ¿Por qué a mí?", se preguntaba Green. Cuando abrió el sobre estaba en la terraza de un amigo. Recuerda el dolor de estómago, fue como si los nervios le hubieran anudado las tripas. Pero desde aquel día a esa terraza le pasó más de mil veces el sol por encima y además pudo encontrar a las personas que lo ayudaron a echar luz sobre ese universo de temores que, poco a poco, se fueron diluyendo.
"Enterarme de eso me paralizó durante algunos días. Al principio fue complicado, no dejaba de tener ideas oscuras que, lamentablemente, todavía están asociadas a esta infección. Muchas veces me sentía avergonzado, como si yo fuera un frasco de veneno andante. Mi necesidad de entender lo que me pasaba me llevó a educarme sobre el tema. En el camino fui buscando personas que vivieran esta realidad de cerca y me pudieran ayudar a despejar las miles de preguntas que tenía", dice Green, que trabaja como diseñador gráfico.
En la búsqueda de "aliados", encontró a dos que fueron fundamentales. Uno de ellos fue Viviana, su psicóloga, que, según dice Green, se convirtió en un importante apoyo y confidente. "Las sesiones, sus consejos y silencios, me impulsaron a buscar ayuda nuevamente, pero esta vez desde la medicina". Y así fue como llegó a Isabel, su infectóloga. Ella le mostró que ese camino no era tan tortuoso como él creía.
"Una vez que tuve más información, me sentí preparado para contarles a mis viejos. Fue como salir del clóset por segunda vez. La primera fue cuando les dije que era gay, y ahora me tocaba contarles que soy VIH positivo, todos los estereotipos juntos. Con la ayuda de un médico amigo mío organicé un encuentro para que él les diera la noticia. Quise que fuera de ese modo para que él pudiera calmar las dudas de la familia.Todo pasó muy rápido y al salir del consultorio mi vieja me abrazó y al rato se sumó mi padre. En ese momento sentí que todo iba a estar bien", explica Green.
El tratamiento
Al poco tiempo de empezar el tratamiento, Green llegó al "nivel ideal". El virus era indetectable y si continuaba de esa manera iba a tener la capacidad de no transmitirlo. "Con solo un poco de información y un tratamiento adecuado, puedo decir que vivir con VIH no cambió prácticamente nada en mi vida".
El proceso fue el siguiente: "Cuando uno se entera, los médicos te hacen un análisis para entender cómo estás, cuál es tu carga viral y cómo están tus defensas. Los primeros meses son de muchos análisis y con toda esa información el médico te recomienda el mejor tratamiento. Luego, cada tres meses, hay que controlarse. En mi caso tomo una pastilla por día antes de acostarme, pero hay otros tratamientos que son de dos o tres pastillas diarias".
En la Argentina, según el último Boletín sobre el VIH, Sida e ITS, elaborado por la Secretaría de Salud y publicado la semana pasada, en la Argentina hay 139.000 personas que viven con VIH, de las cuales el 17% desconoce su situación. De las personas que fueron diagnosticadas se estima que 81% está en tratamiento.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se propuso un ambicioso objetivo para el año que viene. Aspiran a que el 90% de las personas que viven con el VIH a nivel mundial conozcan su estado serológico. También esperan que el 90% de los pacientes diagnosticados con el VIH reciban terapia antirretrovírica continuada y que el 90% de los que reciben terapia antirretrovírica tengan supresión viral, es decir, que el virus sea indetectable.
En la ciudad de Buenos Aires, un trabajo realizado por el equipo de logística de la Coordinación de Salud Sexual, Sida y ITS, publicado este año en el Congreso Nacional de Infectología, en Tucumán, mostró que en el sistema público de la Argentina se atienden 55.196 pacientes con VIH positivo, de los cuales 13.923 acuden a hospitales de la ciudad para obtener los medicamentos. En la Ciudad aún se está bastante lejos del objetivo de la OMS, solo el 62% tiene el virus indetectable gracias al tratamiento.
"Esto sucede por distintas cuestiones. Pueden interrumpir el tratamiento por temas personales, pero también sucede que el acceso al sistema médico, muchas veces, es complejo y en varias oportunidades faltaron medicamentos. Hay un proyecto para descentralizar la atención y que estos pacientes puedan acudir a los centros de atención primaria para tratarse, que son más cercanos a sus hogares y están menos congestionados, pero es improbable que eso se termine haciendo", explica Martín Hojman, infectólogo del hospital Rivadavia y asesor infectológico del equipo de logística de la Coordinación de Salud Sexual, Sida e ITS de la ciudad.
El punto de inflexión
Por su experiencia, Green se sintió en condiciones de ayudar a otras personas que fueron diagnosticadas con VIH. Responder las preguntas de los otros le recordó lo solo que, por momentos, se sintió respecto de su condición, por eso creó @hablemosdeHIV.
"El proyecto nació en noviembre del año pasado. Uno escucha sobre campañas de prevención pero no hay muchos programas que se enfoquen en otras instancias. Sentí la necesidad de brindar a la gente un espacio para sentirse contenida. Incluso me ayudó a mi también porque me acepté aún más y pude sanar. Abrir ese espacio fue cerrar con broche de oro una etapa", dice Green.
Él espera que ese sea el medio para para poder exteriorizar el descalabro de sensaciones que genera abrir el sobre y que diga reactivo. "Si logro que alguien se sienta como yo me siento en este momento, el trabajo estará hecho. Recibí muchos mensajes, lindos y también tristes. Hay que romper con el tabú del VIH, hay que hablar del tema y ser positivos. Para cualquiera que necesite alguien que lo escuche, si así lo desea, ahí estaré para ayudar", concluyó Green.
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