Volvieron a atacar a bolivianos en Escobar
En Escobar, los quinteros bolivianos viven aterrados. Ya hubo 72 familias que, en los últimos tres meses, sufrieron violentísimos asaltos con golpes y torturas brutales, según informaron fuentes de la colectividad.
Se trata de bandas de entre seis y diez personas que irrumpen en las quintas de las familias bolivianas y a fuerza de golpes, torturas y amenazas sustraen el dinero ahorrado que, por costumbre, los quinteros esconden debajo del colchón o entre los muebles de su casa.
La gravedad de la situación es tal que ya han intervenido los funcionarios del consulado boliviano y las autoridades de la jefatura de la policía bonaerense, además de organismos de protección de los derechos humanos.
Incluso, desde el sábado último, y tras una reunión entre los líderes de la colectividad boliviana de la zona, el consulado de Bolivia, el departamento de investigaciones de Zárate-Campana, y la Jefatura de Policía en La Plata, se montó un operativo de seguridad con personal de la policía montada.
Es que los quinteros no tienen respiro. Tan sólo en los últimos cinco días se produjeron tres atracos, dos de ellos con una brutalidad impensable, dijeron los damnificados.
El primero, y del cual La Nación informó el domingo último, se produjo el viernes a la madrugada.
En esa oportunidad una banda de diez delincuentes encapuchados irrumpieron en la casa del trabajador de nacionalidad boliviana Fidencio Choque y después de quemarle el pecho con una plancha, aplicarle descargas eléctricas con un cable pelado, pegarle e intentar ahorcarlo con un alambre, escaparon con 3000 pesos que los Choque tenían escondidos en los diferentes cuartos de la casa.
"No tuve tiempo ni de agarrar la escopeta. Recién había llegado de dejar a mi mujer en el mercado, cuando seis tipos con bolsas y pasamontañas en la cabeza entraron en la casa, ataron a mis hijos y nietos y me empezaron a pegar", contó Choque, dolorido, acostado en la cama del Hospital de Escobar, donde desde el viernes último se encuentra internado.
La brutalidad del asalto impresiona y salta a la vista en cada una de las marcas del cuerpo que Choque casi no puede mover. En el pecho todavía se puede ver la estampa de la plancha caliente y, cerca de su tetilla izquierda, las quemaduras hechas con los cables pelados son escalofriantes. A Choque le cuesta hablar, pero la bronca que tiene encima y las ganas de hacer público su caso le hacen olvidar el dolor. Su mujer, Basílica, así lo hace saber. "No queremos ser un numero más. Yo me estoy moviendo para que esto se sepa. No podemos seguir viviendo así. Lo que vivieron mi marido y mis hijos esa noche es inhumano.", expresó angustiada.
"Fernando, mi hijo de ocho años _agregó Basílica_ nunca se va a poder olvidar de lo que escuchó y vio. El odio y el rencor que siente, ¿quién se lo saca? Necesitamos que alguien se haga cargo y nos proteja."
A su lado, Marcela Delgado, una amiga de la familia, acotó indignada: "Vivimos con el corazón en la boca. Cada dos por tres nos enteramos de un nuevo asalto, y la mayoría son brutales. Sin ir más lejos, ayer a la noche entraron en la quinta de Basilio Ramírez. No les paso nada porque pudieron escaparse; tuvieron suerte, nada mas."
Sin embargo, el sábado último la fortuna no estuvo del lado de Angel Ramírez, un familiar de Basilio.
Sólo dos días después del asalto a la familia Choque, una banda de delincuentes irrumpió en la quinta de Angel Ramírez y se llevó sus 500 pesos ahorrados. Eso sí, antes de hacerlo, los ladrones lo cortaron a la altura del cuello y lo apalearon hasta desfigurarle la cara. Hasta ayer, Ramírez se encontraba internado en estado grave en el hospital de esa localidad.