Vos, yo, tus hijos y los míos... ¡de vacaciones!
El tiempo de descanso puede ser una buena oportunidad para que las parejas con hijos de matrimonios anteriores prueben la convivencia
La convivencia de una pareja con hijos de matrimonios anteriores es cada vez más común. Así, las familias ensambladas no son novedad en esta época. Después de un tiempo, las personas solas con hijos comienzan a salir con alguien y ese hombre o mujer se suma a lo cotidiano, mientras la relación de pareja avanza. A veces, sólo uno de los dos tiene hijos; otras, los dos.
Aunque durante el año cada uno se vaya a su casa luego de una salida o un fin de semana juntos, las vacaciones son tentadoras para probar la convivencia por unos días. Es una buena oportunidad para ver qué pasa (y qué les pasa a cada uno de los integrantes de ambos grupos).
"La convivencia en vacaciones sirve. Genera una dinámica nueva entre todos y no sólo modifica el vínculo de la pareja, sino también produce situaciones nuevas con los hijos de cada integrante de esa pareja" explica Alejandra Libenson, psicóloga especializada y autora de los libros Criando hijos, creando personas y Los nuevos padres .
Mientras que para una familia que vive en la misma casa las vacaciones son una extensión de esa convivencia, con menos obligaciones y más disfrute, para la que intenta vivir bajo el mismo techo por primera vez es un momento de tensión y prueba tanto para la pareja como para los hijos.
"Muchas veces, a pesar de haber acuerdo y entusiasmo previo entre todos, alguno de los integrantes no logra adaptarse del todo y manifiesta su malestar como puede. Es necesario que los adultos sepan que pueden surgir conflictos que no habían aparecido antes y que enrarecen el clima de convivencia", asegura la especialista.
Vivir con hijos propios y ajenos puede ser una experiencia divertida o problemática para ellos. Es fundamental tomar algunas medidas antes de lanzarse a la aventura. "Hay que conocer mucho a cada uno de los chicos antes de que compartan el cuarto. Es fundamental distribuir las tareas de la casa equitativamente y que todos colaboren a la par. Si alguno de los chicos no lo hace será inevitable que haya conflictos", explica Libenson y pone el acento en la igualdad de derechos y obligaciones para todos y cada uno de los hijos durante ese tiempo compartido.
Además explica: "Algunos padres separados sienten culpa y necesitan compensar a sus hijos por el dolor que les provocaron. Por eso los dejan funcionar de una manera inadecuada y esto se ve con claridad cuando aparece otro modo de crianza frente a ellos, por ejemplo, durante esta convivencia en vacaciones".
Eso puede ser muy útil y servir para corregir errores si se sabe hacer una autoevaluación sobre ¿cómo estoy criando a mis hijos?
Cuestión de edad
La rutina diaria con chicos pequeños es exigida, dado que están todo el tiempo con los adultos, pero menos conflictiva porque las decisiones no son puestas en discusión. Los acuerdos previos entre ese padre y esa madre que funcionarán como nueva familia les darán seguridad para lograr una convivencia más fluida y placentera. Finalmente, ¡son vacaciones!
En cambio, cuando los chicos son más grandes las variables a tener en cuenta son más diversas. Incluso ellos pueden participar en la elección del lugar al que van a viajar.
"Respecto del tema del dinero y los gastos de los hijos son los adultos quienes deben poner los límites todo el tiempo. Tal vez suceda que haya que equilibrar para abajo y dejar en claro que es todos o ninguno, para que no haya favoritismos ni se hagan actividades a escondidas con alguno, mientras los demás no se enteran. Que todo sea transparente es fundamental", remarca Libenson.
Conviene acordar horarios flexibles y dejar la cena como momento de reunión para compartir entre todos. Si desde el primer día se deja claro que se compartirá desde la tablet hasta las reposeras será más fácil vivir esta dinámica como natural.
Es que ensamblar una familia es una experiencia de aprendizaje constante que vale la pena probar. Así será más fácil elegir cómo continuar, saber cuáles son los proyectos posibles y discriminar lo ideal de lo real con una base sólida, producto de la vivencia.
Florencia Ure
Un verano para recordar
"Había empezado a salir con un hombre y probamos unas vacaciones con los hijos de ambos (él tenía una nena de 6 años y un nene de 9, y mi hijo tenía 2). Nos fuimos a una casa en el campo y lo disfrutamos muchísimo. Creamos un plan de convivencia que todos respetamos y lo disfrutamos mucho. Los chicos traen también las reglas y los hábitos de la casa de su otro padre o madre, pero si ven que la nueva autoridad está clara y no es negociable comprenden y se afloja." Fue muy disfrutable.
Loreana Scorticati
Seis son multitud
Tiene dos hijas de 8 y 11 años y sale con Sergio, que tiene una hija de 19 y un hijo de 9. "Nuestros hijos más chicos son compañeros de cole y eso lo hizo un poco más sencillo al comienzo. La primera convivencia juntos fue el verano pasado, en Córdoba: a todos nos gusta mucho la actividad física. Resultó mejor de lo que esperábamos. Nosotros estuvimos más tensos que los chicos. Ellos tomaron con naturalidad que durmiéramos juntos, cosa que nunca había sucedido. Este verano pasaremos las vacaciones en mi casa, con pile, para luego mudarnos y estrenar casa y familia los seis."
Marcos Guerra
Vamos al campo, pero con WI-FI
Está divorciado y tiene un hijo de 12 años. Hace un año sale con Karina, que es mamá de una nena de 9. "Esta será la primera vez que nos vamos de vacaciones juntos. Por ser el primer viaje elegimos un lugar cerca y con muchas posibilidades. Tanto Ian como Valen usan la Play, la tablet y están hiperconectados, así que nos alojaremos en un sitio que nos permite hacer cosas juntos sin que ellos pierdan esos momentos a los que están acostumbrados", dice. Para Marcos es fundamental haber acordado con ellos, horarios y pautas. La clave es la comunicación dentro de la pareja y con los chicos.
Analía Rossi