Cabsha, el bocadito icónico de la Argentina

Historias Nacionales

Después de endeudarse tremendamente, Abracha Benski tuvo que poner en venta uno de sus más grandes tesoros: Cabsha, la empresa chocolatera que fundó en la Argentina a principios de los 50. Era 1984 cuando su hija menor, María Cristina “Dadi” Benski vio el máximo proyecto de su padre alejarse de la familia. 

“Mi papá contaba que él había perdido todo cinco veces”, asegura a LA NACION Dadi, hija de Abracha Benski

Abrascha Benski nació a las orillas del río Dniéper, en un pueblo al sur de Kiev, Ucrania, y su familia se dedicaba a hacer caramelos. Eran dueños de una gran fábrica antes de que decidieran huir del país. Era 1918, la Revolución Rusa se estaba expandiendo y era seguro que la empresa sería un blanco. 

Llegaron con muy poco, pero rápidamente lograron instalar una pequeña industria caramelera. Se llamaba Iris y desde el primer momento causó furor en Bucarest.

En aquella época, el país era gobernado por Ion Antonescu, un dictador que simpatizaba con el nazismo y que se adhirió al Eje sin dudarlo. De pronto, en aquel país, la comunidad judía era un blanco del Estado. Muchos se escondieron, otros se sometieron al régimen, pero para Benski era claro que había que escapar.

Tuvo la idea de conseguir un velero, navegar al sur, cruzar Turquía y seguir hasta Beirut, en Líbano, que en aquella época parecía un lugar lejano a la guerra y a la persecución. En poco tiempo, Benski logró juntar a un grupo de judíos dispuestos a acompañarlo y servir de tripulación.

En 1940, zarparon 17 personas en un velero rentado llamado “Hoinar”. Dadi no sabe bien cuánto estuvieron en el mar, pero asegura que fue largo y duro. Era una tripulación inexperta tratando de cruzar más de 2000 kilómetros de mar.

“Tuvieron problemas desde el inicio. La comida se les llenó de moho y tuvieron que tirarla. Comenzaron a pescar con un hilito y un gancho a la orilla del barco. Habrán agarrado pescaditos que tenían que dividir entre 17. Ahí empezaron las peleas”, describe Dadi.

Después de semanas de navegación arribaron al Mar de Mármara, un estrecho que cruza por el centro de Estambul. La milicia turca los detuvo y estuvo a punto de fusilarlos. Pero decidieron liberarlos a su suerte en el desierto. Así llegaron a Beirut.

“Habrán tenido un poco de dinero nada más, y lo primero que compraron fue azúcar, que probablemente era de los productos más baratos. Tan solo con eso comenzaron a hacer caramelos en forma de flor. Los vendían a la salida de los cines de Beirut”. Al público les encantaban aquellas flores, compraban montones.

Una tarde, afuera de un cine, Benski conoció al dueño de una fábrica de caramelos que quedó impresionado con las flores que fabricaban. La empresa se llamaba President, y en el país era una industria enorme que les abrió sus puertas.

Con su ingenio, logró escalar rápido dentro de la empresa hasta convertirse en socio. Pero los conflictos en la región eran cada vez más fuertes. En el 48, la guerra Árabe-Israelí, y Líbano se enlistó para la batalla.

Querían irse lejos de Europa y de los conflictos.  Así que decidieron vender su parte de la empresa y marcharse lejos. “Había tres posibles destinos: Estados Unidos, India o la Argentina. Y mi papá tenía un hermano que ya vivía aquí”, repasa Dadi. 

Su idea en Argentina fue comprar una fábrica textil y hacerla funcionar, sin embargo, fue un fracaso desde el inicio. 
 


“Mi mamá me cuenta que, de un día para el otro, mi papá se puso canoso y diabético”, agrega. Había perdido sus ahorros de la chocolatería en Beirut, enfermó y estaba en un país extraño. Pero en ese instante tuvo claridad.

Benski tuvo una idea: fabricar una cápsula rellena de dulce de leche con un poco de ron, recubierta con chocolate. La fórmula era sencilla, pero en el país no había nada por el estilo.

Con el dinero que aún tenían rentaron un garaje en una casa de Belgrano R y comenzaron a fabricar los primeros Cabsha a mano.

El éxito fue casi instantáneo. Los kioscos pedían cada día más chocolates. Pronto no daban manos y lenguas para cubrir la demanda.

la nacion / LIFESTYLE

informe / texto

LA NACION / LIFESTYLE

foto / video

MATÍAS AVRAMOW

edición

Más información en: