La joya escondida en Misiones que atrae por su calma 

Capital de la tranquilidad

En Puerto Libertad, la tierra colorada es intensa y las hojas de los árboles son inmensas, la vida tiene mucho espacio para desarrollarse y la selva abraza en embrujos y belleza a este pequeño pueblo a orillas del majestuoso río Paraná y frente a la costa paraguaya.

Está a media hora de Puerto Iguazú y del destino estrella: las Cataratas. Sin embargo, aquí crece el silencio y la calma.

Queríamos escapar a la muchedumbre de las Cataratas”

Somos el lado B de esa maravilla mundial”

- Patricia Fornillo

- Juan Manuel Zorraquín

turista

A cargo de la Posada Puerto Bemberg

En las verdulerías se ofrecen frutas tropicales, guayaba, papaya, cocos, mango, maracuyá, jaboticaba, pitanga, cítricos, ananá y otras delicias que llegan de Brasil. En la plaza hay puestos que venden chipa caburé, que se asa a las brasas en un palo de escoba. 

Esta pequeña ciudad cambió de nombre tres veces. Nació como Puerto Bemberg, en honor a la familia impulsora de la industria yerbatera argentina.  Con el peronismo, se expropiaron las tierras y se rebautizó como 17 de octubre, luego Puerto Evita y durante la Revolución Libertadora, recibió el nombre que quedó hasta la actualidad, Puerto Libertad.

Los Bemberg construyeron una escuela y una iglesia. El ingenio fue una industria modelo que cambió el paradigma de las condiciones laborales: a los empleados se les daba casa para fomentar el arraigo y desalentar el estilo de vida nómade del trabajador golondrina.

Los turistas buscan lugares alejados, descubrir la naturaleza, vivirla en privacidad. Estamos muy cerca de todo, pero a la vez lejos” 

- Cristián Duarte

habitante de Puerto Libertad

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MATÍAS AVRAMOW

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