Diego Schwartzman volvió a escribir un capítulo de novela; uno más. Después de trece años, el ATP 250 de Buenos Aires volvió a lucir un campeón local (David Nalbandian, en 2008, había sido el último antes del dominio español).
En la 27ª final entre argentinos de la Era Abierta (desde 1968), el Peque se consagró en el court central Guillermo Vilas exhibiendo su jerarquía y venciendo por 6-1 y 6-2, en 1h20m, a Francisco Cerúndolo (22 años).
Schwartzman no lo había enfrentado, pero lo conocía muy bien. Su estrategia fue clara desde el primer momento: no economizar energía, intentar que los puntos fueran largos y que Cerúndolo jugara incómodo, que tuviera que desplazarse de una punta a la otra e impactar varias veces durante cada punto.
Schwartzman sumó el cuarto título de su carrera, el 225° en singles para el tenis nacional. “Este torneo es el más lindo de todos. Desde que soy chiquito vengo a ver partidos, a disfrutar de los jugadores argentinos, como a mi entrenador [Chela]. Entraba, me colaba, de alguna manera siempre pasaba y ahora, poder ganarlo, es muy bueno".
A Schwartzman no le pesó jugar como local con el agregado de ser el máximo preclasificado. No perdió sets en todo el torneo (lo mismo había logrado en el ATP 500 de Río de Janeiro 2018).