Novak Djokovic no le dio opciones a la gran revelación, el ruso Aslan Karatsev, y lo venció en tres sets, por 6-3, 6-4 y 6-2, para llegar a su novena final del Australian Open (ganó las ocho anteriores).
En apenas una hora y 53 minutos de partido, el número uno del mundo resolvió la historia. Fue contundente, demoledor. Sin rastros de una lesión abdominal que puso en duda todo durante el torneo.
Simplemente, el serbio fue una máquina de buen tenis. Ahora espera rival, que saldrá de la semifinal del viernes entre el ruso Daniil Medvedev y el griego Stefanos Tsitsipas.
La tarea de Djokovic fue tan contundente que en los últimos 16 games que disputó ante Karatsev, apenas cometió dos errores no forzados. "Ha sido mi mejor partido. He jugado sin molestias. Voy a entrenarme bien estos dos días, especialmente el sábado", explicó el serbio, que va por el tercer título consecutivo en el Australian Open.
El triunfo le permitió al serbio instalarse en su final número 28 de un Grand Slam, la misma cantidad que el español Rafael Nadal y tres menos que el record en poder del suizo Roger Federer.