El coloso porteño coronado por un arco colgante 

De 1930

Caminando por la avenida Entre Ríos al 900 sobresale una excéntrica construcción que remite a la ciudad de París, al Arco del Triunfo. Es un coloso de hormigón armado compuesto por tres bloques coronados por un puente colgante.

Conocido como Edificio del Arco, en el barrio de Constitución, fue una obra soñada por un arquitecto español hace casi 100 años. Sin embargo, Álvarez Pérez nunca pudo verla inaugurada; murió un año antes.

Fue construido en su totalidad con materiales de industria nacional de primera calidad, las maderas, los mármoles, los bronces, las farolas, los ventanales y las cerámicas se mantienen casi intactos.

A las tres torres se ingresa primero a través de una única entrada: un portón artístico rematado por puntas de lanza, por donde se pasa a un gran patio común que funciona como pulmón de manzana.

Según el catálogo de arquitectura del investigador Alejandro Machado, se terminó de construir en 1930 y estaba destinado a ser una casa de renta con usufructo para el mismo Guillermo Álvarez Pérez, un español llegado a Buenos Aires en 1885.

Junto a su hermano Alfredo fueron en un principio obreros de la construcción, hasta convertirse en profesionales de renombre con obras emblemáticas pertenecientes al modernismo catalán.

Álvarez Pérez, quien nació en Galicia y murió en Buenos Aires a los 62 años, también proyectó la icónica Torre del Fantasma en La Boca, entre otras obras situadas mayormente en ese barrio, en Balvanera, Monserrat y Constitución.

El Edificio del Arco está incluido en el catálogo de inmuebles protegidos por la Legislatura porteña, bajo la ley 851 del año 2002. Además, también por ley, por ser una obra anterior a 1941 debe ser conservado y cualquier modificación que se le hiciera debe ser antes aprobada por un consejo asesor.

Fue un sistema constructivo innovador para su época. Por eso la obra formó parte del proceso de modernización de Buenos Aires de inicios de 1900, de la llamada “arquitectura del porvenir”, que rompió con el academicismo pasado transformando el paisaje urbano gracias al eclecticismo imperante.

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MATÍAS AVRAMOW

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