El cráter tiene un kilómetro de largo y 86 metros de profundidad, se abrió y quedó al descubierto. El movimiento creciente de la depresión se mantiene y se calcula que su tamaño aumenta entre 20 y 30 metros por año.
Los yakutos, habitantes de
la República de Sajá, ven al cráter como un pasaje al mundo espiritual o incluso una entrada al infierno.
Las capas expuestas del suelo tienen entre 120.000 y 200.000 años y es la zona hundida descubierta más antigua de Eurasia.