A principios de febrero, miles de detenidos fueron trasladados al "Centro de Reclusión del Terrorismo”, que puede albergar hasta 40.000 presos.
El presidente, Nayib Bukele, compartió imágenes de reclusos corriendo agachados, vistiendo pantalones cortos blancos, con los pies y el pecho desnudos. Osiris Luna Meza, director del sistema penitenciario, dijo que hay fábricas donde se hará trabajar a los presos.
Luego de una exorbitante cifra en el que murieron al menos 92 personas en cuatro días, según Human Rights Watch, Bukele declaró el estado de excepción en todo el país y se produjeron detenciones masivas de presuntos miembros de las bandas.
Antes de que comenzaran las detenciones, El Salvador tenía una de las tasas más altas de encarcelamiento: al menos 60.000 personas fueron detenidas en el último año. Según Amnistía Internacional, la cifra incluye a cientos de niños.
En los últimos días, una base de datos del Ministerio de Seguridad Pública expuso violaciones generalizadas, grave hacinamiento en las cárceles y muertes bajo custodia policial, informaron Human Rights Watch y el grupo de derechos humanos Cristosal.